domingo, diciembre 27, 2009

POSEÍDO POR EINSTEIN

Muchos de nosotros hemos leído libros y visto películas de ciencia ficción. Allí los protagonistas se teletransportan, viajan a la velocidad de la luz y a través del tiempo; es por estas cosas que quedamos maravillados con estos eventos “ficticios” que parecen estar muy lejos de ser una realidad. Pienso que lo mismo le habrá ocurrido a los que vivieron en la época de Galileo, cuando se lanzó la teoría de que la Tierra no era el centro del Universo. O en la época de Newton, cuando este científico sacó su libro “Philosophiae Naturalis Principia Mathematica”, donde se explicaba la teoría de la gravedad y las leyes del movimiento. Es así que con el paso del tiempo la historia dio la razón a estos personajes, y hoy en día sus investigaciones fecundan las bases de la física moderna.

Yo me pregunto: ¿Pasará lo mismo con los más de 9 mil científicos que trabajan actualmente en el Colisionador de Partículas?

Conocido como LHC, por sus siglas en inglés (Large Hadron Collider) esta máquina llegó al mundo de la Física de Partículas para revolucionar y anclarse en la historia de la ciencia moderna. Algo así como cuando las computadoras hicieron su primera aparición. Construido en la frontera entre Suiza y Francia, consiste en un túnel de 27 kilómetros, rodeado por imanes superconductores que manejan partículas a altas velocidades para hacerlos colisionar entre sí. Según información publicada por la Organización Europea de Investigación Nuclear, este colisionador, si bien no es el primero en el mundo, es el que más energía produce (alrededor de 7 trillones de voltios de electrones en su pico) y se dice que puede ayudarnos a entender cómo está compuesto nuestro universo.

No escribo esto para clavarme un puñal de astrofísica. En lo personal yo nunca fui bueno en las materias que involucran números y ecuaciones. Mis reparaciones en bachillerato son la prueba de ello. Pero, vale la pena echar un vistazo a este experimento que entró en vigencia en septiembre del 2008, porque para reconocer algo que es interesante no es necesario ser Jimmy Neutrón. El LHC nos plantea la posibilidad de ver más allá del átomo, partícula que se creía era lo más pequeño que ofrecía la materia. Volvamos a la física de noveno año, sabemos que todo lo que nos rodea es materia y que los seres humanos estamos formados de ello. Por consecuente estamos unidos al Universo a través de fuerzas y partículas que apenas podemos percibir. Cuándo se abrió el átomo aparecieron los protones y los neutrones, y cuando se abrieron estos, aparecieron los quarks y los leptons, generando así la Teoría de Quantum que nos permite entender el desenvolvimiento de las moléculas que conforman el espacio donde nos desarrollamos. (Las moléculas son la parte tangible de los objetos. Lo que vemos a diario, y están formadas por conjuntos de átomos)

Espero me vayan siguiendo. El colisionador de partículas planea experimentar con las partículas que conocemos, haciendo chocar protones, quarks y leptons entre sí para ver que hay más allá de lo que conforma a la materia. Como cuando Galileo construyó el primer telescopio y no se quedó en observar tan sólo las nubes, pasó al Universo, descubriendo a Júpiter y sus cuatro lunas. Además de documentar las primeras manchas solares. Determinar cuál es la composición de las cosas me parece un experimento muy interesante, porque al manejar la materia prima de nuestro Universo, es posible lograr acciones que sólo son posibles en películas y libros.

La teoría más aceptada entre la comunidad científica es que el Universo se creó hace 13.7 billones de años, a través de lo que se conoce como el “Big Bang” concepto que todos hemos escuchado. Ahora bien, el LHC entre sus múltiples funciones pretende recrear este acontecimiento, dando paso a la generación de la materia madre que creó el tiempo y el espacio. ¡Asombroso! Los seres humanos tendrían en su poder la pasta (o como quieran llamarle) que dio vida a todas las cosas que conocemos. Claro, siempre habrá baches en el camino, uno de ellos se evidenció a principios del 2009 cuando varios de los imanes superconductores de este aparato sufrieron un desperfecto que los paralizó por completo. Atrasando el trabajo. También está la falta de una teoría dentro de la física de partículas que logre unir las cuatro fuerzas que rigen nuestro espacio.

Las fuerzas que todos conocen son las de Gravedad y Electromagnética. Sin embargo a nivel atómico existen las fuerzas Débil y Fuerte, que permiten la integración entre las partículas fundamentales que conforman al átomo. Hasta ahora se ha logrado unificar una teoría que involucre a la electromagnética, la débil y fuerte, dejando a un lado la Gravedad. Esta última por ser una fuerza relativamente moldeable (al caer un clip al suelo es atraído por la gravedad del planeta, pero con un imán el clip puede ser levantado dejando inutilizada a la gravedad) no ha podido calar entre las otras dos. Si quieren ganarse el Nóbel en Física pueden empezar por resolver este problema.

Dos cosas que también me llaman la atención del LHC y es que primero podría dar a la humanidad la llamada “Partícula de Dios”. Cada una de las fuerzas que conocemos posee un BOSON, nombre que se le da a la partícula que transporta la fuerza del movimiento. Para los físicos que trabajan en el supercolisionador, conseguir el boson “Higgs”, equivaldría a Hércules logrando su entrada al Olimpo. Este boson es el que le da masa a toda la materia, y por consecuente es la fórmula “mágica” que hace que las cosas aparezcan de la nada. ¡Interesante! Entrando al siglo XXI ya podemos imaginar la creación de una materia desde cero. También está la comprobación de la famosa Teoría de Cuerdas.

Para los que vemos “The Big Bang Theory” nos es familiar ese concepto, donde uno de los protagonistas lucha por demostrar su veracidad. La teoría de Cuerdas propone que el mundo está hecho de pequeñas cuerdas que vibran, estas vibraciones son las partículas que conocemos. Con los experimentos del LHC se podría probar que hay extradimensiones, estudiando las reacciones donde la energía pareciera desaparecer, porque se mueve en dimensiones que no podemos ver. ¡Dios Mío! ¡Más dimensiones! Suena a algo salido de Star Trek. Las dimensiones que se conocen actualmente corresponden a las de espacio (alto, largo y profundidad) y una de tiempo. Esta teoría, de ser comprobada, permitiría los viajes a la velocidad de la luz y a través del tiempo.

Con apenas unos cuantos siglos de que la humanidad entrara en la era de la Razón, y desde que nos regocijáramos por lograr la palabra escrita. Ahora nuestras mentes vuelan a la velocidad de nuestra imaginación, tratando mediante la ciencia lograr lo imposible. Por favor, sopórtenme por este escrito y sepan que al mundo de la física no tan sólo los superdotados pueden entender sus bases. Todos somos capaces de saber que quizás en unos cientos de años, podremos viajar en el espacio y tiempo.

Jefferson Díaz

lunes, noviembre 30, 2009

¿El Cambio llegará por Miranda?


“Hace un año el bien le ganó al mal en Miranda”, con esa frase el gobernador Henrique Capriles Radonski tuvo un momento cumbre durante el discurso otorgado el 29 de noviembre, en la sala Emma Soler del complejo Cultural Cecilio Acosta de Los Teques. ¿La ocasión? Pues cumplía un año en el cargo, y junto a su tren ejecutivo dio un informe detallado de los trabajaos que se han realizado en la región en materia de salud, seguridad, infraestructura, educación y empleo. Todo un salón lleno de mirandinos vitorearon, aplaudieron y corearon: ¡Bravo! ¡Bravo!, al ritmo de las palabras pronunciadas por el gobernador más joven que ha tenido Venezuela. Cumpliendo pauta, allí estaba yo, en primera fila; observando como las dotes de un buen orador pueden conquistar muchas voluntades. Como una presentación, con bases, de proyectos elaborados puede ahogar en lágrimas a los más escépticos. Se decía: ¡Viva Miranda! ¡Viva Venezuela! Mientras se aseguraba que la división, el odio y la irresponsabilidad, no volverían a un estado donde mando “una mafia, con un capo mayor y sus capitos”.

¿Será que el cambio viene por Miranda? Muchos fueron los inoportunos (¿o no?) que gritaban: ¡Capriles el próximo Presidente!, mientras la turba alegre subía los decibeles de exaltación y de querer “¡sacar al loco de Miraflores ya!” Claro, no se puede sacar el pulso de un país, por un salón lleno con unas 300 o 400 personas. Pero qué pasaría si ese sentimiento se convierte en manera de vida en todo un estado, qué pasaría si ese sentimiento traspasara barreras regionales y se apostara cómodamente en otras regiones de Venezuela. Puedo reconocer que Radonski es hoy en día uno de los Gobernadores más queridos por su población. Tan sólo en los Altos Mirandinos, y de las comunidades que he visitado, las palabras buenas arropan a las malas. Siempre habrá sus detractores, pero esa es la idea principal de la Democracia, que todos tengan su propia opinión.

Ahora veamos más allá del panorama positivo. No es de negar que también este personaje es muy mediático, ya sea a raíz de la polvareda que levantó entre ciertos miembros del Gobierno Nacional al presentar el Libro Negro de Miranda, en donde se destaparon muchas ollas podridas con el nombre del “Super Ministro” inscrito en todos lados. O quizás, sus apariciones sostenidas en los medios de comunicación, se deba a un trabajo bien logrado; a que con apenas BsF 2 millones 900 mil de presupuesto regional se lograron reparar 166 escuelas, se ofreció atención médica personalizada a más de 3 mil personas en pobreza extrema y se ofrecieron mil cirugías gratuitas a quienes lo necesitaron, entre tantos logros expuestos. O quizás todo sea un show, y la mediatización se deba a un excelente personal de comunicaciones corporativas. El punto es, que algo humea por Miranda, y es interesante analizarlo.

Nunca he sido dado a embelesamientos políticos. En un país donde la ley del más vivo es método de vida, y donde los políticos dejaron hace mucho de ser servidores públicos, para convertirse en estrellas de rock que sólo quieren llenar su pared de trofeos; ser miembro de un partido o seguidor de una iniciativa gubernamental puede resultar muy peligroso. Pero ahora, ¿qué pasa cuando se cambian las reglas del juego?, cuando la idea de cargar carajitos y besar viejitas para que el pueblo vea que eres un político que los entiende, se transforma en un diálogo sostenido con las necesidades de los que no tienen nada. Un año no es suficiente para ser monedita de oro. Un año no es suficiente para ganarte el 100% de los votos. Un año no es suficiente para sumergir en política a los que nunca se interesaron por ella; pero, un año ha sido el punto de partida para tratar de crear puentes a una población que busca un discurso diferente al de la guerra, el Imperio y la invasión.

Confirmo que Capriles Radonski muchas veces parece un disco rayado, y una y otra vez repite el mismo discurso. Pero díganme: ¿qué político no lo hace? El venezolano está acostumbrado a que le repitan las cosas varias veces, somos tercos como una mula y debemos comprender muy bien todo antes montarnos en el tren. Yo se los dije arriba, somos una cuerda de vivos. No somos tontos, somos precavidos. Además nos gusta que las cosas se resuelvan de un día para otro, aunque si lo vemos bien, es justo y necesario. Hemos pasado por una cantidad de líderes que lo único que hicieron fue romper la calle, colocar media tubería y dejar “todo listo”. Es por eso que algunos alcaldes mirandinos deben empezar a coger el carril, miren que el hecho de ganar Baruta fácilmente no abre el espectro para hacer lo que se quiera; muchas voces inconformes a la larga se transforman en una multitud de rechazo. ¿O es que no se acuerdan del caso de El Hatillo antes de que llegara Do Nascimento? También, es bueno asegurar territorio ganado, miren que Sucre no fue fácil de ganar, y no debería quedar de parte de los ciudadanos andar detrás de su Gobierno Municipal para que termine las cosas; ellos ya están cansados de tener que jalar bolas. ¿Será que estoy especulando? No lo creo, eso no lo digo yo, eso lo dice la gente que vive allí.

Es muy pronto para hablar de supuestos sucesores a la silla de Miraflores. Todavía hay que saltear unas elecciones parlamentarias, ganar las trampas de un Gobierno-Estado con una billetera muy grande y encontrar las reservas de metralla que están listas para defender a “nuestro Comandante”, nos guste o no. ¿El Cambio llegará por Miranda? No lo sé, pero lo que vi hoy, lo admito, me lleno de esperanzas. Como niño con juguete nuevo sentí que el venezolano también es una persona luchadora y que sabe vencer las adversidades. Estén de acuerdo conmigo o no, podemos asegurar que la manera de hacer política en nuestros país cambio para siempre. Oradores de alto calibre han salido al ruedo para enrolarse en la lucha entre “el bien y el mal”. Acuérdense que por muy romántico que suene, la esperanza es lo único que se pierde.

Jefferson Díaz.

martes, noviembre 03, 2009

MUERTE A LOS GORDOS

“Ojo con los gordos: a rebajar, a hacer dieta, a hacer ejercicio”, fueron las palabras que dirigió el presidente Hugo Chávez al pueblo venezolano, el pasado 25 de Octubre en su programa dominical “Aló Presidente”. Hay un pensamiento que no me he podido sacar de la cabeza desde hace rato, y es que pareciera que Venezuela es el único país donde el universo funciona al revés. Donde las autoridades están pendientes de planes de magnicidio, de espionaje, de complots para la desestabilización social y de crear una guerra de humo con Colombia. A un lado quedaron los “simples” homicidios de ciudadanos valiosos, y que ocurren a plena luz del día. Ya no nos importa el creciente narcotráfico y de como nos hemos convertido en cuna de terroristas.

Con mucho pesimismo escribo éstas palabras; ayer a la vista de una plaza, de un restaurante y de una comunidad que aún no sale de su asombro, fue asesinado el secretario del Consejo Legislativo de Miranda. Una persona que se destacó por ser mediadora de conflictos y que se había librado de muchos tentáculos dentro de la política. Pero, la Parka tiene un sentido del humor muy sádico y continua su abrazo demoledor sobre nuestra nación. Poco a poco dejamos de ser venezolanos para convertirnos en estadísticas; esos numeritos fastidiosos que engrosan los expedientes del Cicpc y de las morgues venezolanas, ahora la paranoia es nuestra mejor herramienta para combatir la inseguridad.

¿En dónde vivimos? y más importante ¿con quién vivimos? La destrucción de una sociedad empieza por el núcleo familiar. Los valores humanos dentro de la educación, están siendo reemplazados por la necesidad de tener los tres golpes diarios en la mesa, por garantizar un techo y para que no falten los cobritos en el banco. ¿Para qué estudiar cuando puedo agarrar un arma y ser hampón? Una interrogante que ya no se queda en las salas de cine, cuando vemos películas como “Secuestro Express”, “Sicario” o “El Don”; ahora esa es la premisa que domina las mentes de muchos jóvenes que al ver la falta de oportunidades, optan por un camino más fácil. Claro, esto no es excusa para nada; si hay algo que tenemos los seres humanos es la capacidad de adaptarnos ante las adversidades, una adaptación que muchas veces nos hace desarrollar una solución ante nuestro problema. Es por eso que la evolución de una persona dentro de un ambiente hostil puede tener muchas vertientes, queda de ellos elegir la correcta. Desglosar el tema de la seguridad nos da mucha tela para cortar; pasa desde un mejor equipamiento y calidad de vida para los funcionarios policiales, hasta la adecuación de unos centros de reclusión que pasen de ser agujeros del infierno a recintos de reconciliación.

De resto nos queda una gran indignación, impotencia y tristeza al ver que nos estamos quedando solos. Transportista de las líneas de Petare protestaron ayer por el asesinato de un compañero, además denuncian que deben pagar cuotas de entre BsF 50 y 60 a los choros para que no los roben. Hemos pasado de ser un Estado democrático a un Estado delictivo, en donde el psicoterror está a la orden del día. Atrás quedó la época en donde se podía salir con cierta tranquilidad a la calle, atrás quedaron esos recuerdos de cuando no tenías que desarrollar otro par de ojos para caminar por este país tan convulsionado. Muy lejos del conciente venezolano quedó la sensación de seguridad para pasar, como diría nuestra “flamante” Defensora de Pueblo, a una “sensación de inseguridad”.

¿Podemos confiar en los organismos de justicia? Da pena entrar a los tribunales de este país; primero porque pareciera que hemos quedado estancados en el siglo XIX donde los expedientes se acumulan a desdén, donde los recursos introducidos por los abogados deben sortear innumerables pasos burocráticos para que la causa sea seguida por un juez. Sistemas como el “Jurys”, que sirve para la clasificación de los casos penales en archivos digitales, no han dado la talla a la hora de apresurar las sentencias. No hay una comunicación regular entre los forenses y el fiscal, y pareciera que la ley de la pistola es la que manda en nuestras calles. Como olvidar el caso de linchamiento que se suscitó en El Valle el pasado 4 de febrero, cuando los vecinos cansados de la impunidad atraparon por sus propios medios a un violador que los tenía azotados. Lo quemaron, después de matarlo a golpes, y lo exhibieron en la calle como un recordatorio a los que se sintieran con el coraje de delinquir por la zona otra vez. ¿Es esto justificable? ¿Ahora nosotros seremos juez y jurado?

Ojala me quedaran ganas de decir que hay luz al final del túnel, porque si la hay, yo no la veo. Mientras el Gobierno Nacional nos manda a rebajar porque estamos gordos, cada fin de semana se posan decenas de cadáveres en las mesas del forense, yo lo sé me ha tocado ser testigo de esto. Y aún cuando muchos de nosotros disfrutamos dentro de nuestra burbuja mientras no nos pase nada, debemos entender que la barricada de protección hace tiempo que está levantada y ha dado paso a la peor de las pestes: la inseguridad.

Jefferson Díaz

domingo, octubre 25, 2009

PAZ MUNDIAL


No sabía como comenzar éste escrito, al principio me inclinaba por una experiencia personal pero después volvía a la idea de lo académico. Llegue a un punto donde me incline a no escribir nada y pensar en un mejor tema. Pero es tan llamativo escribir sobre la esperanza, y a la vez tan difícil. Muchas ideas románticas se me venían a la cabeza; los humanos siempre hemos percibido la esperanza como un conjunto de conceptos donde el bien siempre triunfa sobre el mal, el príncipe rescata a su princesa, las guerras se resuelven con bonitas palabras y los asesinos no son criaturas horribles sino seres mal entendidos. Un conglomerado de pensamientos impuestos por la televisión, el cine y unos cuantos escritores. Me decanté al final, por la idea de que escribir acerca de la esperanza es poner los pies sobre la tierra y pensar en el pasado y futuro.

Nuestra historia mundial nos ha dado seres excepcionales, humanos que a pesar de todas las circunstancias adversas han logrado trazar un camino de entendimiento. No digo de felicidad, porque ese término no hay que usarlo a la ligera. Algunos que no podemos dejar de mencionar: Martín Luther King Jr, Gandhi, La Madre Teresa de Calcuta, Benazir Bhutto; localmente: José Gregorio Hernández, la Madre Candelaria de San José y los miles de héroes anónimos que día a día sobreviven en una Venezuela convulsionada. Son estos faros, encendidos en momentos de oscuridad, los que nos dejaron toneladas de conocimientos para afrontar lo que nos hace daño. Sus referencias todavía duran y pegan duro contra las paredes represivas que colocan nuestros semejantes.

¿Qué tienen en común? Pues, una vida que no puso las cosas fáciles. La sociedad ha evolucionado con un gen de violencia, es preciso estudiar nuestras batallas y reconocer que somos seres violentos por naturaleza. Ningún otro animal en el planeta Tierra tiene la habilidad para destruir tan masivamente, como lo hacemos nosotros. Nuestra razón, principal elemento que nos hace los seres dominantes de nuestro entorno, se ha guardado en un cajón cuyas paredes están hechas de intereses personales, beneficios económicos, luchas de clases y estupidez. Es así, que poco a poco vamos recogiendo las piezas de lo que hemos roto sin aprender la lección. Tropezamos con la misma piedra infinidad de veces. Son las personas que llevan un mensaje de esperanza, las que han comprendido que hay otro gen en nosotros: el gen del entendimiento. Que después de siete millones de años de haber aparecido el primer hombre en el planeta, hemos aprendido más cosas, además de perfeccionar nuestras técnicas de asesinato.

Muchas veces me río de la clasificación de Primer Mundo y Tercer Mundo, como si tener más o menos nos hace diferentes. Obviando las teorías políticas y económicas, porque no estoy escribiendo para defender un capitalismo o un supuesto socialismo, son estas mismas identificaciones las que colocan las trabas en el camino. Caminamos en una casa que tiene infinidad de cuartos, las naciones; y que están separados por paredes que no dejan pasar el sonido, evitando la comunicación. La sala podría ser la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero todavía estamos tratando de definir como la decoramos, sin estrenar muebles para sentarnos a conversar. Tenemos “líderes” que persiguen objetivos propios, para ellos la democracia quedó en segundo plano.

Ahora, ¿sabemos en realidad lo que es vivir en sociedad? El albatros es un ave que busca el bien de la bandada. Cuando un miembro de la misma no está cumpliendo con su trabajo, le dan un lapso de tiempo para que mejore, pasado ese intervalo y de no mejorar lo matan. Logrando así un equilibrio positivo para los miembros útiles del grupo. Es radical, es primitivo, no es humano. Su enemigo más peligroso es el hombre. Su hábitat se ha visto amenazado por los derrames de petróleo en las costas del mundo, las redes de pesca de arrastre y su caza en algunos países por considerar que ha sobrepoblados áreas donde hay viviendas humanas. No nos diferenciamos mucho del albatros, poco a poco hemos empezado a eliminar las especies que no nos parecen útiles, sino que las vemos como inquilinos de este mundo, o como fuentes de energía. Hemos caído en esa eliminación progresiva de animales para expandir nuestro terreno.

Lo mismo pasa con los humanos. Allí tenemos a Darfur, Ruanda, Costa de Marfil, El Salvador, Colombia, Tailandia, Indonesia, Palestina, Irak, Georgia, Corea del Norte y coloque usted su opción. Frentes de batalla donde se ha procedido a la eliminación de los humanos “débiles” y que no contribuyen con la humanidad. ¿Dónde quedó la esperanza? ¿Acaso la ONU ha brindado soluciones? Mis palabras están empañadas de desilusión y fracaso. En estos momentos es cuando recuerdo los discursos de mi madre donde me dice que deje de pensar en tantos pajaritos preñados y me ponga a producir. Triste pero cierto. ¿Qué puedo hacer por ellos? Nada, porque desde mi país las cosas no son color de rosa. En una ciudad como Caracas, donde en la morgue entran 80 cadáveres todos los fines de semana, es difícil pensar en la esperanza. Vivo diariamente en un frente de batalla. Mi trinchera es mi casa, y mi arma la paranoia; una herramienta que no me deja caminar tranquilo por la calle, que no me permite bajar la guardia y que me dice que todos los motorizados son ladrones potenciales. ¡Qué bendita manía con los prejuicios!

Mucha filosofía barata, como diría un amigo. Los venezolanos no vivimos, sobrevivimos. No producimos, almacenamos. No nos divertimos, vivimos el hoy y el ahora. Por eso decía al principio, que para hablar de esperanza hay que hablar de futuro. Muchos de mis amigos, por esta época, están recogiendo la cosecha de 5 años de estudio universitario. Como Licenciados de ésta República caribeña, salen al ruedo para empezar los estudios de la vida. Es cuando el futuro da una cachetada en la cara y nos dice: “marca los primeros pasos de tu camino”. Maletas hechas, destinos foráneos y muchos postgrados traducidos a Master, son los destinos cercanos de estos profesionales; el futuro parece que tiene las maletas hechas en nuestro país. No los culpo ¿quién podría? La juventud es así, abre el compás hasta que no da más.

Mis héroes, los que brindan mi esperanza son las personas que queden o que se van, mantienen un hilo de corazón con esa energía que los creo. Son los ojos de mi hermano de 2 años, que cada mañana llenos de lagañas me brindan un brillo de alegría y ganas de seguir partiendo a martillazos el muro que me rodea. Son los libros y la educación que me zarandea y me quita la pereza para obtener mi título. Es mi familia, que con su apoyo incondicional me da la fortaleza para luchar hasta que me canse. Son ustedes los que leen estas líneas, los que me dan pedazos del rompecabezas para desear el éxito. Un éxito que espero sea colectivo. Son estos momentos de reflexión, que me recuerdan que no soy un pendejo y que la astucia puede convivir con mis deseos romanticones de: Paz Mundial. ¡Salud!

Jefferson Díaz

martes, octubre 13, 2009

ESCOLAR


A finales de agosto, uno de los editores de esta revista me asignó la tarea de escribir una crónica acerca de mi paso por el colegio. Con el próximo inicio del año escolar, decidieron hacer el tema: “El regreso a clases”, como se hace todos los años. Me dio una semana para escribirla, de lo contrario la revista se imprimiría y mis palabras quedarían en el vacío; es por eso que armado de mucho café y refrescando mis recuerdos, una mañana (la previa a la fecha de entrega, como buen venezolano todo para el final) empecé a darle a las teclas del computador para terminar el trabajo. Puedo decir que mi idea principal es que pase 14 años en el mismo colegio, como muchos de mis compañeros de promoción, nunca nos mudamos de esa institución que ya tiene más de 60 años formando bachilleres en la avenida Fuerzas Armadas.

Es muy poco lo que puedo salvar de mis años en preescolar y primaria, principalmente porque en esa época uno es muy automático y menos analítico. A parte de unos cuantos incidentes menores con la disciplina inicial del colegio y el descubrimiento de la amistad, esta temporada no deja ningún material para adobar este relato. Es cuando se pisa bachillerato que empieza lo bueno. Para mí representaba un pasillo angosto, corto y con una lámpara, cuya luz me molestaba enormemente por las mañanas. Como ganado íbamos en marcha hacía los salones para recibir una información, que personalmente, yo no he usado. Pero para no caer en conceptos académicos, puedo decir que el impulso a leer y a ir más allá de lo establecido fue una de las mejores enseñanzas que me dejó la educación inicial.

¿De qué hablar entonces? Pues, hablemos de lo interpersonal, de los apodos, de los romances, de las travesuras, de las fiestas, del alcohol y de la preparación. Esos 5 años que pasan entre el azul y el beige, colocan las primeras vías para el tren de nuestra vida adulta. Lo primero que recuerdo del bachillerato es la originalidad de nuestros nombres escolares o “apodos”, y es que a una edad cuando lo imposible parece posible, nuestro coordinador se llamaba “Luigi”, con sus bigotes, la mirada de caricatura y la calva incipiente no lo separaba mucho del hermano de un famoso plomero que revolucionó el mundo de los videojuegos en los 80. Uno del personal de mantenimiento iba por las instalaciones de nuestra escuela dándose a conocer como “System”, salido directamente de una banda de rock, este personaje recibió una conmemoración eterna en una de las láminas del aire acondicionado que funcionaba en nuestro salón. Pasábamos por las variedades de “Catira” “Perra parida” “Vacation” “Lobo” “Cabernet” “Cachetes” “Negro”, uno clásico que no puede faltar; y terminábamos con un diccionario de nombres que por poco sustituyo la lista de asistencia oficial de la sección “B”.

Vamos dándole personalidad a la historia, porque ahora complementamos con lo que nunca puede faltar: las guerras de taquitos. Ese proyectil, cien por ciento casero, que en las manos adecuadas, podía convertirse en la peor pesadilla de un estudiante desprevenido. ¡Claro! en mi época elevamos esta actividad a un verdadero juego de guerra. Creo que ni los estudiantes de la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas (Unefa) estudian las tácticas de ataque, tan profesionalmente como nosotros; atrincherados detrás de unos pupitres inertes en el suelo, preparábamos el arsenal. Rollos de papel higiénico, agua y potes de jugos de medio litro, servían de municiones para atacar a todo lo que se moviese. ¡Carajo! que tiempos tan buenos. También teníamos las fiestas de fin de curso, que después del rutinario y fastidioso acto central que organizaba la administración de la escuela, se pasaba a los salones para reventar trapos. Con equipos de sonido precarios, comida, refresco y la sensación de un buen trabajo realizado, lo único que quedaba en pie de nuestra aula, eran las ganas de seguir celebrando.

Obviamente no terminamos en centros de detención juveniles, ni el Cicpc nos está buscando (hasta donde yo sé) lo que se dice arriba son la irreverencias de una juventud que hace tiempo quedó en el pasado. Todos tenemos nuestra cuota de rebeldía, y la mía se encendió durante esos años. Otro de los puntos que recuerdo son esas ganas de salir adelante, sin importar lo que pudiera pasar. Con ciertos traspiés en el camino, puedo asegurar en un gran porcentaje que había una unidad estudiantil entre nosotros. Desarrollar la confianza entre los 12 y 17 años no es fácil, pero esa bruma de apoyo gremial siempre estuvo encima de nuestras cabezas. Hoy en día puedo asegurar que no era el más popular en la clase, pero si algo pasaba en nuestro pequeño mundo que afectase el camino a la meta final, la razón surgía de los sitios más remotos. No todo era color de rosa, pero son estas experiencias las que forman las bases para salir a enfrentar un mundo que no deja espacios para los errores.

Siempre recordaré esa época, el colegio es nuestra independencia repartida en pedacitos. Vamos armando el rompecabezas de una personalidad que guiará nuestros pasos. Me siento orgulloso de la generación a la que pertenezco, deseo mi mismo éxito, y más, a los que compartieron esos años conmigo. Nunca me ha gustado ser un hombre de remembranzas, de recuerdos pasados y de cursilerías; pienso que lo aprendido basta para seguir adelante con nuestro destino. Entonces, más allá de las responsabilidades laborales que me asigna esta publicación, debo dejar este homenaje a aquellos que ahora no los veo todo un mediodía. Que sepan, que aunque estén en otros países, que aunque nunca fuimos los mejores amigos, que si nunca cruzamos palabra y el único registro de nuestra mutualidad es un documento que deja por sentado que nos graduamos juntos; sepan ustedes que esa época fue de las mejores y que se tatuó en mi cerebro.

Ahora tenemos al Facebook, al Twitter y al agridulce Blackberry para comunicarnos. Recuerdo a los inteligentes, a los peleones, a las niñas con su belleza naciente y a los panas con sus sueños de titanio. Son esos recuerdos los que me han dejado una memoria llena de momentos gratos, y que complementan mi vida fuera de Unidad Educativa Fray Luis de León. ¡Salud!.

Jefferson Diaz.
www.jefferson-mimundo.blogspot.com

domingo, septiembre 27, 2009

ENTREVISTA

Casi un mes sin mostrarme por estos predios. Las teclas de mi computador comenzaban a extrañarme, y entre sueños me llamaban desde la sala del apartamento: ¡coño siéntate y escribe en el blog! Entonces aquí estamos para tocar un tema que ha afilado algunas espinitas estos últimos días: la entrevista. Sí, la entrevista, esa acción necesaria que debemos tener en cuenta para conocer, medianamente, los puntos de vista de otra persona. Todo esto podrá sonar muy técnico, y no los voy a empapar con teoría de periodismo; de cómo se hace y que debemos tener en cuenta dependiendo del personaje. Quiero hablarles de la dinámica de una entrevista. Cuando esa chispa con el entrevistado nos hace acorralarlo, sacar el jugo a la conversa y, a pesar de todo, terminar como amigos.

Para mis colegas, más experimentados en esta materia, esto debe ser un paseo por el parque. Si bien uno se entrena para estas situaciones, porque es nuestro trabajo, ser un buen entrevistador es un arte. Saber que unas cuantas interrogantes, una palabra bien dicha y un gesto en el rostro, nos puede dar material para escribir muchas cuartillas; es algo muy interesante. Por eso todos están invitados para que aporten ideas y experiencias al tema. Porque entrevistar no se queda dentro del campo periodístico. Diariamente miles de personas lo hacen por un trabajo, un reportaje, una salida entre amigos, y hasta en una cita entre dos persona que se atraen. La entrevista irrumpe como un ciclón dentro de nuestro abanico de herramientas para obtener respuestas a nuestras incógnitas. Personalmente, más allá de las referencias acerca de mi carrera que pueda tener, pienso que mi mamá es mi mejor entrevistadora. ¿Por qué? Porque me conoce, y allí está una de las primeras claves de este negocio.

No tenemos que hacer un Doctorado sobre el personaje que estamos a punto de caerle a peña. Pero sí hay que hacer la tarea, un trabajo previo antes de abalanzarnos como zamuros sobre la carroña. El conocimiento previo nos dará una buena palanca de empuje para tomar el control de la entrevista, así evitaremos caer en un debate y que sea una sola persona el guía de la conversa. De lo contrario, encontraremos respuestas vagas y que no van al punto. A esto se le une la cortesía; creo que algunas veces he mencionado por aquí que uno en la vida tiene que ser como James Bond: preparado para las patadas, los tiros y las persecuciones en alta velocidad, pero con el smoking bien limpiecito y sin arrugas. Para ser incisivo y al punto no es necesario el insulto, para obtener resultados no es necesario irse por la tajante; una buena pregunta genera una buena respuesta, de lo contrario la interrogante nunca estuvo bien formulada. Y que conste, eso no lo digo yo, lo dice Álex Grijelmo, uno de los duros del periodismo en España. Es por eso que hay que endulzar la pastilla y cuando estemos a punto de diabetes, lanzar el lomito. Para los colegas, acuérdense que un periodista es alguien con licencia para preguntar incomodidades.

Ahora si no estamos involucrados con el Medio, hay elementos que nos señalan el camino de una buena sesión de preguntas. Primero analizar el ambiente, ver si hay terceros que conocen al objetivo y obtener información, observar vestimenta e indumentaria, activar las parabólicas para ampliar el compás de posibles preguntas y por sobre todo, confiar en tus propia biblioteca de saberes. Para que no te caigan a charlas. Vieron que eso de la entrevista es divertido.

Larry King y el: ¿qué es mejor, pedir perdón o pedir permiso?

Confieso que no vi por completo el Miss Venezuela, en esos momentos estaba entretenido con capítulos grabados de Mister Maker (tratando de que mi hermano cayera en los brazos de Morfeo) y escuchaba como mi familia en la sala gritaba al unísono: ¡muchacha pa’ bruta! Al día siguiente me entero del episodio con la señorita que representaba al Dtto. Capital. Rápido me conecte a Youtube y observe el video de la ronda de preguntas. Dos cosas puedo concluir de este episodio: uno, que es mejor quedarse callado cuando no se tiene nada bueno que decir, y dos, que fielmente creo que las preguntas en esta sección del concurso van con el propósito de hacer fallar a sus participantes.

Analicemos un poco esto, sí la nueva Miss Venezuela salió el pasado viernes en una entrevista (vieron que es entretenido) indicando que: “no se debe criticar a las muchachas, cuando después de mucho cansancio, trajinar en tacones, maquilladas y frente a 11 mil personas hay que pararse frente a un jurado para responder preguntas”. Totalmente de acuerdo “mi reina”, es inhumana esta sección. Cómo se puede pretender que después de meses de trabajar con maestros de oratoria, viendo videos de las preguntas anteriores y de trabajar bajo presión no se pueda contestar una estupidez. Si no estás lista para la presión, para qué coño te metes a un concurso de belleza. Más aún con lo hijo e` puta que es este país, y que le produce un morbo terrible ver como las misses se equivocan. Es con este último comentario que justifico mi idea inicial, las preguntas se hacen a propósito, para verlas fallar, para ver esos numeritos de rating subir. Ya me imagino a los productores del programa en la previa: vamos a ver quien la caga hoy; y ¡ZASSSS! ahora la Radio Rochela y el Chigüire Bipolar tienen bastante material.

Ahora con lo de Larry King, y sus entrevistas al “que no se puede nombrar” (AKA Hugo Chávez) y al presidente de Irán, me queda decir una cosa: no hay perdida, es un excelente ejemplo de como se hace una entrevista. Mucho de ustedes no coincidirán conmigo, quizás es cierto que Larry se embobo un poco con Chávez y fue blandengue con el iraní, pero algo no se puede negar, ese señor si que sabe preguntar.

Jefferson.

P.D para terminar les recomiendo los espacios web de dos colegas: primero http://www.fyrdowpedia.tumblr.com/ y http://www.didasonu.tumblr.com/ con propuestas interesantes y de contenido volátil. ¡Salud!

lunes, agosto 31, 2009

SEGURIDAD

No descubrí el agua tibia, y tampoco me caí de la cama. Como todos sabemos, siempre hay dos caras de la moneda. La diferencia está en el rostro que deseamos mostrar ante las diversas situaciones de nuestra vida. Soy partidario de que uno nunca termina de conocer a las personas, y sé que muchos allá afuera piensan lo mismo. En una época donde los ademanes del engaño y la ilusión están a la orden del día, se puede presumir que la confianza es una definición de instinto y no de lógica. Con la tecnificación de nuestros procesos, los seres humanos hemos olvidado herramientas fundamentales que nos permiten tener un recorrido más llevadero. Ahora con “Googlear” a un personaje, pensamos que se puede determinar un patrón de comportamiento.

¿Cómo tocar este tema sin caer en lo paranoico? ¿Qué situación determina la confianza? ¿Sabemos en realidad quiénes somos? Mostrar una personalidad frente a tu familia y otra en el trabajo, nos da muchas respuestas. Quizás no lo hacemos conscientemente, pero son esas acciones las que determinan que nuestro cerebro es una máquina bien aceitada para protegernos. Nacemos con un mecanismo de defensa que se activa en situaciones de riesgo o de profundo análisis; cómo explicar entonces cuando un desconocido se lanza a salvar a otro desconocido después de un accidente, y llegando a los casos más extremos, observamos como un psicópata prepara su ambiente para cometer horrendas acciones. Es interesante analizar como un bebé, un niño y un adolescente, que en ningún momento llegaron de otro planeta, puede desviarse del camino y elegir sendas tormentosas o un poco más tranquilas.

Rafael Garófalo, jurista italiano y creador de la Teoría de Criminalidad, sostenía que “un asesino nace, no se hace”. Es entonces aquí, cuando observamos que la multipersonalidad de un individuo, no tiene que empezar necesariamente con el lado bueno. Existen muchos ejemplos que determinan que tanto asesinos jóvenes como adultos sienten cierta afición por los delitos que comenten. ¿Es entonces la sociedad que los hace cambiar? ¿Los valores familiares no sirven para nada? Son preguntas ambiguas que no dan respuestas concretas, lo que sí sabemos es que dentro de un conglomerado de individuos cuando la violencia entra de lleno, los crímenes violentos están a la orden del día. Mejor ejemplo que Venezuela no hay.

Si bien muchos de nosotros no hemos vivido la violencia de primera mano (gracias a Dios) sabemos que está allá afuera. Lo dicen los medios de comunicación, lo dice la gente en la calle, lo dice el carnicero, lo dice tu mamá y lo dicen tus instintos. Siempre confía en esos instintos que desarrollan tu confianza. El pasado 26 de agosto la organización civil mexicana Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública (CCSP) indicó los resultados de un estudio donde ubica a Caracas como la segunda ciudad más peligrosa del mundo. De primer lugar quedó Juárez en México, y de tercera New Orleans en Estados Unidos (sí, en el “Imperio” también la cosa es delicada); según los resultados difundidos, en Caracas hay 96 homicidios por cada 100 mil habitantes. Tenemos entonces, un gran problema.

Pienso que la idea está en no tentar al destino. Claro, a todos no gusta vestirnos bien, comer bien, tener lo mejor y cómo decir que no. Si trabajamos tan duro por ello, porque no disfrutarlo. Pero el punto es, que no todos piensan igual. Ciertas condiciones sociales han hecho de nuestro país una gran lotería, donde nadie sabe cuando le tocará encontrarse con…bueno ustedes imagínenselo. Conocer como es el modus operandi, instruirse en cuestiones de seguridad y no creer que seamos la segunda llegada de Rambo, nos puede ahorrar muchas cosas. Eso sí, recuerden que pensar en tu vida y en la de los demás no te hace cobarde, te hace una persona que está consciente de que vale más un minuto de tu vida, que un carro o un celular.

Mis mejores deseos, y que siempre estén protegidos.
Jefferson.

domingo, agosto 23, 2009

VISIÓN

Ya, desde hace largo rato, me es difícil mirar las cosas fuera de la perspectiva del reportero. Quizás porque tengo cierta experiencia en el trabajo, o porque cuando uno está en la profesión de informar, nunca se quita el traje de impertinente. Lo cierto es que no me acuerdo de aquella persona que día a día se preguntaba como funciona una imprenta, como se escribe un artículo y como la continuidad de 24 horas no significan nada para un periodista. Trato de hacer memoria y de ubicarme en esa posición, pero no lo logro. Ahora, y sin presumir de nada porque todavía soy un pichón, el raciocinio crítico de una sociedad que clama por noticias se ha ido calando a mis huesos, como cuando se cocina un cochino, dándole vueltas hasta que esté en su punto.

¿Qué pasó con esa visión unipersonal de las cosas? ¿A dónde fue a parar esa barrera mental que nos bloquea nuestro lugar en el mundo? Pues se fueron, horas y horas dedicadas a un estudio, a una reflexión y a las buenas curdas han empezado a transformar la masilla, en un semi profesional. Todavía quedan muchas horas de estudio, muchas cuentas que pagar y muchos regaños que recibir; pero el muchacho que antes confundía la realidad con la imaginación, se marchó. Ahora lo que se aproxima es el futuro, un destino que aún no es cierto ni establecido, pero que dependerá de nuestras acciones y de nuestro entorno. Unos alrededores que últimamente se han visto confrontados a una imposición caudillista y demagoga, que busca sacarnos de las casillas del progreso y adentrarnos a la cámara de lo irracional. Hoy me doy cuenta, después de un letargo avanzado, que el fondo de este precipicio todavía no se ve.

La poeta Marguerite Yourcenar solía decir que: “el verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con una mirada inteligente; mis primeras patrias fueron los libros”. Dicha frase me viene como anillo al dedo, y sin temor de caer en lo repetitivo o en la pseudo intelectualidad, la lectura ha reforzado muchos criterios y muchas decisiones. Pensamientos enfocados hacia el mejoramiento de mi capacidad y la capacidad de mis semejantes, pues de nada sirve ser progresista si tus compañeros aún no se montan al carril del desarrollo. Acepto que el civismo y la comprensión son estados de conciencia mental, y no posiciones que se obtienen a base de sangre y peleas. Es por eso que desde mis entrañas sale el más profundo odio visceral hacia las personas que valiéndose de una altanería pasajera, quieren imponer sobre los otros su manera de convivencia. Frases como: “rodilla en tierra” o “patria, socialismo o muerte”, hacen que la condición venezolana se transforme en un camino lleno de serpientes y chacales, dispuestos a retener cualquier migaja con tal de que su status quo perdure.

Ya no se habla del pluralismo democrático, la transición de poderes es cosa del pasado y la meritocracia es un vago recuerdo. Logros que para bien o para mal se habían establecido dentro de nuestra sociedad; que permitían que los engranajes de la democracia corrieran, bastante malogrados, pero corrieran. Ahora nos vemos de cara con todo lo que habíamos desechado, y es que en algún momento de la vía perdimos el oriente y nos dejamos embelezar por magníficas promesas. Caímos en el juego de cambiar espejos, por oro y piedras preciosas. En el libro El Tema de Nuestro Tiempo de Ortega y Gasset hay una frase memorable: “Tiempos de jóvenes, edades de iniciación y beligerancia constructiva”, palabras que nos hacen evocar nuestra edad, que nos remiten a un tiempo donde todo no parece estar en su debido lugar y se tiene que luchar por lo que se cree correcto. ¿Será que Venezuela olvido esos tiempos? ¿Ya no creemos en la sangre nueva y nos conformamos con lo que sea? Espero que la respuesta sea negativa, aunque mi creciente optimismo me hace pensar que así será. No somos los mismos de hace 10 años, no respiramos el mismo aire político, hemos descubierto nuestra voz y estamos haciendo uso de ella. Claro que ahora se viene el joropo, nos toca pasar nuestra prueba más dura: ganarnos el derecho a ser libres.

Si bien la libertad es una condición inalienable y no debería representar ningún premio. Es una referencia que se nos ha quitado, y ahora debemos pelear por ella. Hay que hacer uso de todo lo que hemos aprendido, de nuestras experiencias, aprovechar que algunas barreras mentales se han ido y ahora la macilla se está transformando en una nación que quiere echar pa’lante. Nos merecemos el gobierno que tenemos si no hacemos nada, y en esto me incluyo, no hay ganancia en la pereza y en la desidia. Desde nuestros hogares, sitios de trabajo y en la calle, hay que promover la libre expresión y el deseo de ser plenamente libres de un Estado abusivo y retrechero. Veamos hacia un futuro positivo, y cuando estemos allí no lograremos acordarnos de cómo se veían las cosas cuando estábamos aislados de la realidad y el progreso.

Jefferson.

domingo, agosto 16, 2009

RACIOCINIO


Todos en algún momento de nuestra vida le tenemos miedo a la oscuridad. Esa sensación de desconocimiento se nos cala hasta los huesos y no nos deja dormir, ocasionando las peores pesadillas y que corramos a protegernos. Es por eso que tenemos un sistema predeterminado que nos impulsa a conocer todo lo que nos rodea, lo comprobamos cuando nos mandan al colegio, después vamos a la universidad y por decisión propia sacamos postgrados y continuamos la cadena de aprendizaje. Es innato en los seres humanos que no nos agrade lo que no conocemos, y es que al vernos fuera de nuestro entorno de confianza, regresamos a las acciones primarias y nos ponemos al nivel de nuestros primos primates.

Y como una sociedad está conformada por un conglomerado de personas, se podrán imaginar el pastel que se forma cuando unos están a gusto con su ambiente y otros no tanto. Pero, ¿es realmente necesario seguir los pasos determinados de conocimiento? ¿no serán esos patrones los que ocasionan que en algún momento del camino nos descarrilemos? Desde que pude discernir entre lo que me parece correcto y no, soy fiel partidario de que hay enseñanzas que ya se caen de maduras. Datos y experiencias que no se adaptan al mundo que estamos viviendo. Sería mejor dejarlas como un estudio histórico y que su lectura se haga bajo una guía especializada, que nos permita no tomarnos las cosas muy en serio cuando lo amerita. Recientemente está en boca de todos la educación, y es que como estábamos dormidos, sentimos que nos zarandean el bulto escolar y hemos reaccionado.

Un buen ejemplo de lo arcaico de las educaciones preestablecidas, es ese deseo ferviente de adoctrinar a los estudiantes. Ya sea indicando que tal cosa es así porque un libro lo dice, o porque un señor que lo escribió hace años sentenció que así era. Y en vez de crear bachilleres, universitarios y profesionales que sean capaces de sacar conclusiones de su entorno, sacamos como chorizos a personas que no ven más allá de sus narices. Claro está, que hay cosas que son incuestionables, como que el cielo la mayoría de las veces es azul o que la gravedad siempre nos lleva para abajo; pero pensemos un poco fuera de la caja y separemos las cosas que nos han sido útiles después de cinco años de estudios de tercer nivel de las experiencias personales de toda una vida. Nos encontraríamos con una lista muy dispareja. Pienso que la educación debería tener dos aristas fundamentales: una que reconozca el esfuerzo de agarrar un libro por tanto tiempo y que de ese estudio, concienzudo y enfocado a mejorar nuestros conocimientos, obtengamos una denominación o título. Segundo, enfocarnos en que no tan solo tenemos el cerebro para restar, sumar y aprendernos al caletre lo que nos pongan enfrente, que nuestro raciocinio puede nutrirse y que las cosas a veces son más simples de lo que uno cree.

Es por eso que hay que luchar contra todo tipo de adoctrinamiento, sea político, religioso o social. Venga del Estado, de la escuela o de la familia, uno de los mayores regalos que tienen los humanos es el libre albedrío. Herramienta, harta conocida por todos, pero que algunos se empeñan en desconocer.

¡Con mis hijos no te metas!

Somos hipócritas, sí, lo somos. Tan solo cuando mis intereses se ven en peligro nos activamos a la defensa. Recuerdo que cuando estaba en el colegio, y era hora de recoger la boleta (momento de terror para cualquier joven de primaria o bachillerato) muy pocos padres o representantes se sentaban con el maestro para descifrar que andaba bien o mal con su hijo. Como robots iban, firmaban la asistencia y al revisar el reporte clasificatorio de su hijo, decidían si un abrazo o un bofetón era la medida de acción. ¡Sólo dios sabe lo que pasaba en casa! Es así que dejábamos la educación de nuestra más valiosa posesión, a extraños. Aborrezco que una Asamblea Nacional trabaje como gatas ladronas, de noche y al sigilo, para aprobar leyes represivas y que van acordes al pensamiento de un caudillo. Pero también reprocho que el dicho “la educación empieza por casa”, ya casi no se aplique. Son los padres los garantes de verificar que la educación que reciben sus hijos, sea la adecuada.

Uno en problemas de pareja y en decirles a los demás como criar a sus hijos, no debe meterse. Eso es ley. Claro, ahora con una LOE que nos quiere colocar un chip “socialista” en las aulas, hace que el problema sea de todos. Es por eso que hay que activarse, revisar página por página libros de texto y sentarse con los profesores para ver que es lo que se dice en clases. Desde nuestros hogares, hacer uso de la experiencia adquirida, y como Sócrates y sus discípulos, guiarlos por el camino correcto. El trabajo apenas empieza, pero si somos inteligentes no caeremos en lo que quieren los que se ponen de tú a tú con los primates.
Jefferson.

miércoles, julio 29, 2009

LITERATURA ESCRITA RÁPIDO



¡Vamos al grano! Me disculpo por mi falta de atención a este espacio por más de un mes, es todo lo que diré. Continuemos con la escritura, porque es difícil agarrar el hilo de lo poético, de lo narrativo o la reflexión, después que pasas interminables horas escribiendo malas noticias. Las buenas por lo general siempre se escapan en este país, están allí, pero hace falta un GPS para encontrarlas. El mayor miedo de un escritor es enfrentarse a una página en blanco, sin tener las herramientas adecuadas para ir a la guerra; vemos como esa cuartilla amenazante nos envuelve en sus penas, en sus dudas y si no somos fuertes, nos manda a la banca, fuera del juego y para la segunda división de unas grandes ligas que no admiten “textos mediocres”.

Lo mismo pasa cuando te enfrentas al espacio que te asignan para la noticia. ¡Claro! te acuerdas de las clases de Redacción que veías en primer semestre, revisas mentalmente tus apuntes de Informativo y te lanzas al ruedo para escribir un lead que más o menos quede presentable al lector. Estrellarse contra esa pared la primera vez, requiere de mucho valor, determinación y certeza de que nuestra vocación va enfocada a escribir para informar, y si queda algún tiempo, para descubrirnos. Como bien lo dice Ray Bradbury en su libro Zen en el Arte de Escribir: “Uno tiene que mantenerse borracho de escritura para que la realidad no lo destruya”. ¡Excelente frase para un periodista de impresos! Y si lo pensamos bien, para cualquier reportero que desee portar con dignidad ese título. Escribir reportajes, artículos y noticias, es como hacer literatura, pero de una manera mucho más rápida. La comunicación por signos, letras, palabras y oraciones es un arte que requiere de capacitación y por sobre todo de muchas ganas.

Ahora bien, ustedes dirán: “Y este pichón me viene a decir a mí como escribir”, todo lo contrario amigos, lo que quiero es compartir mi visión del teclado, para que me muestren los atajos y las preferencias a la hora de escribir un texto de calidad. Muchos de los problemas que observamos hoy en día en la prensa venezolana no debemos atribuírselos a malos editores, es una cuestión de motivación. Es como si Da Vinci a la hora de pintar la Mona Lisa, le hubiese dado por irse temprano a su casa para la cena y hubiera dejado chapuceado su mejor trabajo. Si bien nosotros no escribimos poemas, novelas o cuentos; sí escribimos historias reales, relatos con personajes de carne y hueso, y novelas de amor y dolor que hacen que Oscar Wilde se retuerza en su tumba. Nuestra responsabilidad es con los lectores que a diario pagan BsF 1,80 (precio del Últimas Noticias, valga la publicidad) para leer el libro de su entorno. ¿Cómo mejorar esa comunicación? ¿Cómo plantarle cara a un gobierno que no pela una para sacarnos el Código de Ética del Periodista, y tildarnos de embusteros?

Responsabilidad es la palabra, nada más y nada menos. A la hora de montar una olla, cuando estamos encochinados y escribimos lo primero que venga, cuando la creatividad nos abandona y nuestros dedos van inertes a las teclas para sacar cualquier cosa; debemos tener activado el chip que nos recuerde que cuando venga la batalla, es nuestro nombre lo que está en juego. He tenido el placer de trabajar con algunas de las mejores personas en este negocio, y coinciden en que esa pequeña palabra que empieza todos nuestros textos es lo más importante dentro del medio, todo los demás es utilería. Formemos entonces una coalición de profesionales que se preocupan por su futuro, por el futuro de la comunicación en Venezuela y por la recuperación de la credibilidad, término muy malogrado por estos días.

También pongamos corazón a nuestro trabajo, es muy excitante cuando vemos el material final bien hecho; cuando nos acostamos y sabemos que hemos dejado por escrito la calidad de nuestra profesionalidad. “La pasión mueve montañas, marca caminos, destruye vidas y levanta éxitos” bien lo escribe Robert Greene en su libro Las 48 leyes del Poder. Es esa sensación de satisfacción que nos brinda el poder necesario para hacer frente a las barreras de nuestra propia inseguridad. Para dejar correr las idioteces de los envidiosos y para hacerse notar, sutilmente, pero reconocido entre los que deben reconocerte.

Mucho éxito y prometo no perderme más.
Jefferson.

martes, junio 02, 2009

Fútbol


Originalmente esta nota iba a describir la excelente actuación que ha tenido el Caracas F.C. en sus últimos partidos, tanto en el torneo Venezolano como en la Copa Libertadores, pero después de haber estado dentro del Olímpico y haber sentido en carne propia lo que el deporte Rey hace a las personas, decidí que es mejor ahondar un poco más en el tema. No por esto voy a dejar de lado a los "Rojos del Ávila", los once futbolistas que tanto hacen delirar a la afición caraqueña tendrán su espacio dentro de mi blog.
Venezuela siempre ha sido un país de béisbol. Este deporte tiene más de 114 años de historia en nuestras tierras y centenares de grandes ligas criollos demuestran que donde nació Bolívar, lo que sobran son pitchers, catchers, rightfielders, leftfielders y todo lo que tenga que ver con el deporte del diamante. Al saber esta realidad es lógico observar que la fanaticada venezolana siempre se ha volcado a los estadios de béisbol para apoyar a sus equipos, y que cristianamente durante la temporada del béisbol gringo, nos arrinconamos frente al televisor para ver a un Johan Santana sacar hasta 12 ponches por juego o al "Kid" Rodríguez salvar otra partida, mientras con actitud desafiante agradece al "chivuo" por los favores recibidos. Y es que jugar pelota en nuestro país es tan cierto como que tenemos un sinfín de maravillas naturales y que nuestras mujeres son igual de bellas como son echadas pa'lante.
Gracias a su ubicación geográfica, Venezuela tiene la dicha de tener una sociedad multicultural, de allí que el Caribe nos haya legado la pasión por el béisbol; pero mirando hacia el suroeste del país no podemos olvidar nuestra parte andina, y es allí donde el fútbol empezó a tocar la puerta. Al ser el fútbol un deporte que no necesita pasaporte sino 22 jugadores, tres arbitros y una cancha, esta actividad ganó terreno y se estableció en los estados Táchira, Trujillo y Mérida. Mucha de la migración Colombiana que llegó a nuestras fronteras, trajo bajo el brazo un balón de fútbol y empezaron a maravillar a más de uno por esos lares, sembrando la semilla de Pelé y Maradona. Bueno pues la historia es sencilla, no requiere de muchas explicaciones, el fútbol nunca fue rival del béisbol, éste último superaba con creces en afición y en interés; pero ¿qué pasó? ¿qué fue lo que inclinó un poquito la balanza hacia los penaltys y las tarjetas amarillas?
Todavía en nuestro país la pasión por el béisbol es enorme, es una tradición que se pegó a nuestros corazones. Pero esa pasión no contaba con la llegada de un señor que con sus ganas de triunfar, puso 90 minutos de juego en todos los venezolanos. Sí, hablo de Richard Páez, un individuo odiado por muchos y amado por otros, pero que volteó la mesa y dijo a viva voz que aquí también se juega fútbol. Es por eso que ahora, con nuestra Vinotinto, las pasiones nacen y como pequeños infantes dan sus primeros pasos de apoyo para que nuestra selección llegue por primera vez a un Mundial. La fanaticada del béisbol es apasionada, no lo niego, pero esa determinación está estructurada por jugadas de estrategia y situaciones meditadas. Si bien el venezolano es apasionado en todo lo que hace, dentro del béisbol esa pasión cambia, se transforma y se convierte en una gran espectadora. No es mi deseo disminuir ninguno de los dos deportes, por allá afuera hay personas que se desviven por la temporada de los sluggers, pero es necesario marcar diferencia entre lo que impulsa a un fanático del fútbol y a uno del béisbol.
Por mi parte yo soy fanático de los Navegantes del Magallanes (lo sé, lo sé, por favor los Caraquistas ahorrarse los comentarios) pero dentro del fútbol nunca fui fiel a nadie. Ahora bien cuando se desata la popularidad de este deporte aquí, fui absorbido por la ola de acontecimientos. Primero por mi sentido nacionalista, un equipo de 11 personas que dejan la vida en el terreno para dejar los colores patrios bien en alto, segundo porque es reconfortante observar que nuestros jugadores saben parar un balón y ahora miran hacia arriba cada vez que corren la pelota. En pocas palabras, en Venezuela ahora también nacen buenos delanteros, defensas, laterales izquierdos y derechos, e inclusive tenemos a nuestro propio René Higuita o me van a decir que Renny Vega a veces se pasa de payaso. Es por eso que cuando el pasado 23 de mayo fuí al partido de ida de la final del fútbol venezolano, nunca me imaginé que vería a una afición vibrante, leal y vigorosa participando como el jugador 12. Poco sabía lo que me esperaba el 27 de mayo en juego de Copa Libertadores.
La Insurrección.
Llegamos tres horas antes del juego, los amigos con los que iba me indicaban que así era mejor porque después: "sería imposible obtener buenos asientos". Y así desde mi lugar pude observar como el Olímpico iba llenándose poco a poco, como sus entrañas iban quedando expuestas por la cantidad de pancartas, avisos y camisas rojas que anunciaban un vendabal de fanáticos dispuestos a apoyar a su equipo a toda costa. El Caracas F.C. equipo de la capital venezolana, equipo con la mayor cantidad de campeonatos en el fútbol local (diez en total) se enfrentaría al Gremio de Sao Paolo en el juego de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores. Mientras veía el terreno, mis oídos se agudizaron y escuchaba las conversaciones espontáneas entre extraños que debatían cual sería el resultado y la estrategia a seguir. "Necesitamos ganar aquí, en Brasil es muy difícil" "Prefiero que dejen un buen resultado en copa y que en el torneo local le den chance a los jóvenes" "Gremio viene invicto, no será fácil, pero aquí el Caracas nunca pierde", fueron horas de intensidad en donde pude evidenciar que el fútbol ha llegado para quedarse.
Quince minutos antes del pitazo incial no cabía un alma en el estadio, casi 40 mil almas llenaron hasta el tope una ilusión que empezó hace diez años, cuando una Vinotinto comenzó a derrotar gigantes. Cuando ese equipo convirtió a Venezuela en la David de Latinoámerica, un continente lleno de Goliats futboleros. Es en ese momento cuando a ritmo de tambores y pitos hizo su entrada la gloriosa barra del equipo rojo. "Los Diablos" "Los Ultras" "Los revoltosos" "Los que dejan todo en las gradas" esos fanáticos que al unísono prendieron la fiesta con un gran: ¡Dale Ro, dale, dale, dale Ro!. Uno veía antes por televisión como las barras del Manchester United, del Chelsea, del Inter, del Milán, del Real Madrid (equipo del cual soy fanático. Lo sé, lo sé, los del Barcelona por favor ahorrarse comentarios) preparaban sus feudos antes de la gran batalla; y es que el fútbol es y siempre será una representación de batallas simbólicas entre países, donde no tan solo está en juego los puntos de un torneo, sino que también se lanza al ruedo la honra, el orgullo y la determinación de un pueblo entero. En fin, el fúbol es una manera de batallar para ser los mejores dentro del continente. Les digo entonces que en Venezuela, nuestros soldados/hinchas se entrenan y vaya que han sido excelentes en ese entrenamiento.
No se ganó, tampoco se perdió. Un empate marcó el fin de la jornada, donde un equipo rojo insurrecto peleó hasta el final contra uno de los mejores de Brasil. Sin dejar un mal sabor de boca, ahora la batalla será en territorio enemigo, veremos que pasa. No debemos olvidar que al frente de la esperanza criolla está un felino audaz y persistente, y es que Noel "Chita" Sanvicente, el nacido en San Félix, trajo de tierras llaneras sus lanzas listas para dar la batalla. Con su trabajo y victorias se ha echado al hombro una responsabilidad enorme, y su talento lo ha demostrado con creces. Queda lista la mesa para seguir haciendo historia, ya el escenario se empieza a montar para lo que será un capítulo más de nuestra pequeña historia dentro de las páginas del fútbol mundial.
El tiempo extra.
Ojalá y todos siguieramos los ejemplos que se dan dentro de la cancha. Donde lo justo y lo injusto es resuelto de inmediato, sin la necesidad de pasar por procesos burocráticos que nos roban un pedazo de nuestras vidas. Donde una tarjeta roja o amarilla determina un castigo necesario, sin que el papeleo inunde nuestras necesidades de rectitud. Los humanos hemos creado deportes desde tiempos inmemoriables para escapara de la realidad y de la rutina diaria, pero sin darnos cuenta creamos una actividad que se asoma por encima de nuestras leyes y tradiciones. Creamos escenarios donde en 90 minutos, una hora, dos horas, se resuelven las diferencias y se determina quién es el mejor, y porque es el mejor. Una vía donde los obstáculos se resuelven con talento y no con bravuconerías.
Claro que después de que suena el pitazo final. Volvemos a nuestro estado, nuestras actitudes violentas alimentadas con el furor de la competencia, nos hacen destrozar estadios, caernos a tiros y lanzar botellazos. Es el deporte, una de las tantas gasolinas, que nos permite darnos cuenta de lo que somos capaces de hacer, para bien o para mal. Nuestra pasión por la esférica, nos recuerda esa pasión que tuvo Cristóbal Colón al demostrar que la tierra era redonda. Y es que ese balón representa nuestro mundo, un mundo por el cual vale la pena luchar, dentro y fuera de la cancha.
Jefferson.

miércoles, mayo 27, 2009

Prosa....
Esta vez sin imágenes, sin colores llamativos y sin mensajes introductorios. Escribir es mucho más que tener una idea principal, un verbo entre ceja y ceja, un mensaje y las ganas de golpear las teclas de un computador hasta que te duelan las yemas de los dedos. Escribir puede ser terapéutico, plasmar en una pantalla en blanco nuestros pensamientos puede hacer surgir nuestra verdadera personalidad y si queremos remontarnos a la época de la pluma y el tintero, no hay sentimiento más éxotico que estrenar un kilométrico en un block amarillo de rayas azules, empezar con la ciudad donde está el escritor, colocar la fecha y que nuestra mano se deje llevar por el ritmo de las letras y las conjugaciones. Escribir es lo único que nos puede hacer meter un elefante verde de lunares amarillos dentro de nuestro cuarto, transformar al metro de Caracas en una enorme serpiente llamada Mel o convertirnos en superhéroes para salvar a la chica de nuestros sueños. Escribir es un conocimiento básico que aprendemos en preescolar, y que de quererlo así, puede transformarse en un bonito estilo de vida. Escribir es crear vida y que ésta nunca desaparezca con el paso del tiempo.
Para escribir hay que conocer el juego. Lanzar tu honor al ruedo, tratando de respetar las comas, los puntos, los acentos y las conjugaciones. Ser reconocido como alguien que va más allá de una simple carta de amor, una lista de mercado o una composición para la universidad; convertirse en escritor es desayunar al lado de García Márquez, acostarte con Isabel Allende y que Pablo Neruda te enseñe sobre el amor. Ser escritor es anotar tus vivencias, fracasos y aciertos en una pequeña libreta que se convertirá en tu mejor amiga. Ser escritor es ser solitario a la hora de trabajar y dejar que las palabras te invadan el cerebro. Así como un ingeniero ve el mundo a través de los números, parábolas y medidas, el escritor ve su entorno dividido entre escenas que leyó alguna vez y oraciones que desearía plasmar. El escritor sueña, es humilde y por sobre todo, fomenta a salir de la burbuja en la que nacemos. Mi deseo es lograr ese nivel de pensamiento, ese estado en el que una sola redacción puede cambiarlo todo.
He caído del nido, nado en un mar de signos de puntuación, semántica y mi único salvavidas es un diccionario que me regaló mi madre. Vivo de escribir, y agradezco todos los días por eso, pero el hecho de poder ejecutar lo que me gusta no me da carta blanca dentro de la sociedad. Los ojos acusadores, que muchas veces nos resultan familiares, nos atacarán con la cruda realidad de un país que se ahoga en su propia ignorancia. Como el verdugo en la guillotina, nos pedirán una y otra vez que escribamos nuestras últimas palabras, porque sobre nosotros debe caer la hoja afilada de los preestablecido y de lo mundano. En esa cesta donde podría caer nuestra cabeza, nos espera la escuela de derecho, la de medicina, la de ingenieria y el convento, porque para lo que ya está escrito no existen reediciones. Somos nosotros, la generación intermedia que creció entre el auge del internet y la renovación de la literatura, los responsables de unir nuestras vidas a ese sentido humanista que nos da el leer y el escribir algunas idioteces. Y es que, no somos robots, no vivimos conectados a una fuente de poder que descarga a nuestra mente toda la información; debemos combatir el caletreo y saber que nuestra creatividad siempre llega de alguna manera. Yo recomiendo la escritura, pero claro está, mi recomendación no está escrita en piedra.
Mi segunda familia son mis bolígrafos, mi resma de papel, mis archivos guardados en esa carpetica que se muestra en el escritorio de mi computadora, mis lentes y mi determinación de ser escritor. Aprendo de los grandes y desecho la mala saña. Con coraje, me construyo esa piel de cuero ante las críticas que puedan venir de los mejores, de los que tienen años en esto y que deben ser escuchados. Ser escritor no es flores y vino, es un trabajo duro que saca muchas lágrimas y arrecheras, pero también es el único oficio que te dice cuando estás listo y si nunca lo estarás. Ser escritor es un universo de ideas y conocimientos, ser escritor es aprender a callarme la boca, dejar de tipear y que ustedes lo descubran personalmente, para que así puedan enseñarme.
Jefferson.

jueves, mayo 21, 2009

DE COMO DAN BROWN LE PUSO SABOR A LA COSA

A todo el mundo le gusta una buena historia de conspiración. Quizás porque creemos que los poderes tradicionales no son en realidad los que nos gobiernan o porque entendemos que hay cosas que van mucho más allá del entendimiento tradicional. Sea cual sea la razón, lo enigmático nunca pasa de moda, que lo diga Dan Brown que con sus libros "El Codigo Da Vinci" y "Ángeles y Demonios" ha logrado vender más de 50 millones de copias a nivel mundial. Para los que no han leído los libros, ambos involucran a un personaje llamado Robert Langdon, un experto en símbolos religiosos que se ve atrapado entre el Santo Grial, Masones, Iluminatis, Antimateria y mucha pero mucha acción. Historias que se ven complementadas con un toque de realismo al iniciar sus páginas; un simple mensaje del autor nos pone a creer en lo increíble: "Todas las descripciones de obras de arte, edificios, documentos y rituales secretos que aparecen en esta novela son veraces".

Brown no es el primero, ni será el último, que toca estos temas. Un gran experto en explotar este tipo de historias es el periodista español J.J Benítez, con su saga de "Caballo de Troya" quebró muchas cabezas y puso a lectores a pensar si en realidad Jesucristo es en realidad como lo pintan. No conforme con tocar la religión, Benítez ha abordado el tema de los Ovnis (Objeto Volador No Identificado, por si acaso) su libro "El Misterio de la Virgen de Guadalupe" es una referencia a esto. Ambos han respaldado sus escritos con sendos mensajes de expedientes reales, de que todo lo escrito es verdadero y de que la investigación que presidió a las teclas del computador fue de miles de fuentes. Es entonces cuando nos encontramos con una vasta lista de autores de ficción que deleitan a miles de personas con universos paralelos, sociedades secretas e información que de tan solo escucharla convence al más incrédulo.

Ahora, observando leyendas y cuentos tradicionales de cada país nos encontramos que lo desconocido es lo común para contar historias. Todas las civilizaciones prehispánicas tienen sus relatos acerca de la creación, el "Popol Vuh" es muestra de eso. Los Incas tienen a El Dorado y los Mayas tienen su famoso calendario. Si nos vamos a Europa, no podemos dejar de lado las creencias Celtas, y si adelantamos un poco el tiempo, observamos que existió un sujeto llamado Nostradamus que con sus centurias, ha pegado más de un evento a lo largo de nuestra historia. Que mal que no dejó escrito los números del Kino. Los árabes tienen su Corán, que ya de por sí es un libro bastante interesante, y los Persas dejaron historias acerca de oasis secretos en el desierto, llenos de oro. ¿De dónde creen que salió la historia de Aladín y Las Mil y una Noches? Todos tenemos nuestro toque esotérico y conspirativo, inclusive la historia venezolana está llena de eso, o es que no se acuerdan del famoso tema de ¿cómo murió Bolívar en realidad? o ¿quién era en realidad Francisco de Miranda? y como olvidar las leyendas de el Negro Primero y de el indio Guaicaipuro.

Si bien es cierto que hoy en día existen algunas asociaciones que se han visto ligadas a teorías "poco convencionales" como lo son los Masones, Iluminatis, Sculls, Opus Dei, Orden Rosacruz, entre otros; es lógico asociar lo que no sabemos con lo maligno pero también con lo excitante. Mucho de lo que conocemos se basa en barreras y caminos previamente destinados. "Dios es éste por esto y esto"; "Este planeta es único en el universo porque mantiene vida"; "No, no podemos sobrepasar los límites de nuestro pensamiento". Pero cuando en realidad le echamos coco a las cosas y nos ponemos creativos, apartando conspiraciones y ritos secretos, nos encontramos que la realidad puede ser mucho más divertida. Einstein pensaba fuera de lo convencional, los que construyeron las pirámides de Egipto y México (extraterrestres o no) eran personajes que no creían en lo establecido, la lucha por los derechos civiles o la simple acción de querer ser mejores nos coloca por encima de cualquier cosa. Claro que siempre está el bendito: pero...

¿Estamos solos en realidad? ¿Los carajos que escribieron los Expedientes Secretos X, en realidad se inventaron las historias? ¿Las marcas en campos de siembra son un invento? ¿Cómo explicar lo que no conocemos? Son preguntas que dejamos de lado, pero que rondan nuestro subconsciente, que se quedan en esa parte de nuestro cerebro porque hay preguntas más importantes que responder: ¿mi familia está segura? ¿cómo hago para mantener a mis hijos? ¿mi carrera va en el camino que quiero?, incógnitas que nos dan un mejor resultado a corto plazo y nos permiten mantener los pies en tierra. Pero, pero ...

Jefferson.

viernes, mayo 08, 2009

EL EFECTO PLACEBO


"La crueldad es uno de los placeres más antiguos de la humanidad"
Friedrich Nietzsche
Haciendo zapping en la televisión en estos días, me topé con la frase que ven arriba. Me pareció muy adecuada para el programa que promociona, el mismo trata sobre unos asesinatos y los detectives encargados del caso; pero más allá del uso publicitario que le dieron los creativos del canal a la oración, ésta encierra un mensaje bastante desolador acerca de la condición humana. Muchos de nosotros sabemos quien fue Nietzsche, gran filósofo alemán que se dio cabezazos con la vida y escribió cosas asombrosas, dentro de su propia originalidad tuvo la puntería para conocer los requerimientos que sirven de materia prima para la construcción de una sociedad.
Nosotros podemos llegar a ser crueles de nacimiento, quizás por el origen barbárico de nuestra humanidad (guerras, inquisisiones y pare de contar) o quizás porque desde el vientre hasta que hacemos uso de la razón somos animales. Lo observamos cuando un niño le quita las alas a una mariposa o cuando admitimos que un grupo de infantes reunido puede llegar a ser muy crudo, en la infancia no reconocemos tabúes y tampoco sabemos de barreras para decir lo que sentimos. Ahora bien, cuando llega la época de usar nuestra materia gris la cosa se vuelve más compleja, aprendemos los recursos del respeto, la prudencia, la paciencia, la hipocresía y el pensar antes de hablar; es cuando se desarrolla un juego bastante complejo al que llamamos vida.
Si bien es cierto que dentro de nuestra historia hemos tenido notables figuras que han producido enormes beneficios a nuestra humanidad, también es muy cierto que las contrafiguras ante esta situación son cuantiosas. Para un Roosvelt había un Hitler, para un Dalai Lama había un Mao Tse Tung, para un Kennedy hay un Fidel; todos salieron de un vientre materno, ninguno era extraterrestre, contaban con familias, entonces: ¿que los hizo cambiar? ¿cómo un niño pasa de jugar en la pradera a cometer actos de extrema crueldad? Pareciera que vivieramos en dos mundos, lo que creemos conocer y lo que en realidad sucede.
Esta teoría no es nueva, muchos pensadores existencialistas y filósofos se han dedicado a la tarea de estudiarla. Es un tema fascinante, es como nacer por segunda vez, pero en esta ocasión lo hacemos a conciencia. Salimos a la calle conociendo que las cosas pueden salir tan bien como las trabajemos, pero que no será fácil, que tendremos que sortear obstáculos y muchas veces derrotas. Vivimos en un burbuja que mantenemos y que no queremos que se rompa, como "gente normal" creemos que nuestro valores y creencias aprendidas de hogar son suficientes para tener éxito. Pero que pasa cuando llegamos a un límite, cuando ya la situación entra en plano desconocido, cuando nos encontramos en un territorio inexplorado; el juego es otro y volvemos a los instintos primitivos donde siempre el vencedor será el que más fuerza tenga o pretenda tener. Los vemos en épocas de guerra, muchos soldados cometen actos de extrema violencia en contra de sus prisioneros, algunos ejemplos son los soldados norteamericanos jugando "tan sútilmente" con capturados afganos o iraquíes. Tropas israelíes que no diferenciaron entre mujeres, niños y un rebelde con una bazuca. Supuestas tropas liberadoras de Colombia, que bajo el nombre de terror FARC, han actuado en contra de campesinos y compatriotas, que se convirtieron en blancos. Lo vemos en nuestro país, cuando para robarte, te matan primero y luego revisan a ver que tenías. La vida se vuelve una posesión que no tiene valor.
Nos damos cuenta que la línea entre el bien y el mal es algo producido en un estudio de Hollywood. Que en realidad vivimos en un mundo bastante cruel y que nuestra felicidad es tan frágil que muchas veces puede ser ilusoria. Pero lejos de ser fatalista, pienso que esto es un conocimiento que se adquiere a lo largo de nuestra vida, comprendemos que esta situación crea un equilibrio necesario para no volvernos locos. O es que acaso se imaginan un mundo donde todos cantemos como Teletubbies o como Barney y vivamos "Felices para siempre". Del fango puede nacer una flor. Europa se recuperó de dos guerras, España sufrió la peor guerra civil de la historia y se levantó, nuestros países tienen un largo historial de recuperarse de eventos que nos han colocado por el suelo, a pesar de todo sabemos que es posible reconstruir el castillo. Que de una vida perdida, puede nacer la chispa de el progreso. Triste pero cierto, nuestra felicidad está ligada a nuestra capacidad para levantarnos en momentos opresivos. Dejemos entonces de ser llevado por el efecto Placebo y conozcamos la cara verdadera de nuestro mundo.
Jefferson Díaz.

jueves, abril 30, 2009

CRISIS


Recientemente tuve mi primer encuentro con la crisis. No, no vivo en una cueva, ni tampoco estaba preso, más allá de las noticias que leo en la prensa y que veo en la televisión, decidí que no me iba a dar mala vida por una situación que escapa de nuestras manos. Primero fue la crisis económica, miles y miles de millones perdidos porque a algún genio de Wall Street se le ocurrió vender un bono o una acción que no debía; ahora a una escala global la taza de desempleo ha aumentado y muchos se están comiendo un cable. Después, como si ya no fuera suficiente, un campesino de Mexico tuvo la mala suerte de encariñarse mucho con su cerdito y ahora tenemos encima una posible pandemia mundial con la Gripe Porcina.
¿Por qué digo que mi encuentro con la crisis fue reciente? bueno pues, porque en el Metro caraqueño pude observar a dos personas muy bien atraviadas con sendos tapabocas. Si bien es cierto que el miedo es libre, no dejo de pensar en las consecuencias que podría tener una paranoia colectiva. A nuestras sociedades caribeñas, muy maltratadas por gobiernos ineficientes y por nuestra propia falta de responsabilidad a la hora de asumir situaciones serias, no nos resulta conveniente que desde miles de kilómetros una Organización Mundial de la Salud anuncie: que ha decidido aumentar el nivel de emergencia sanitaria en todo el planeta a cinco. Si ya de por si cuando en Venezuela escuchamos que la leche no va a llegar dentro de una semana, nos apuramos al mercado más cercano y nos llevamos paquetes industriales del producto porque: "uno nunca sabe lo que podría pasar". Que podría pasar entonces con una gripe asesina.
¿Es nuestra culpa esta nueva enfermedad? Quizás no, pero quizás sí. Como todo en la Medicina las posibilidades de determinar la creación de un nuevo virus pasan por la cantidad de pruebas y experimentos que se realicen; pero mientras tanto ya tenemos a más de 150 personas que murieron y nunca se enteraron porque una simple gripe les ocasionó un paro respiratorio. Lo sé, lo sé, estoy siendo fatalista, pero es que acaso: ¿no todas las emergencias son iguales? o es que aún no entendemos que lo desconocido nos resulta realmente aterrador. Cuando observé a esas dos personas en el Metro de Caracas con sus tapabocas, reafirmé que la crisis mundial ha llegado a nuestro país. No queríamos aceptar que ya desde hace varios años (antes del gran crash de la Bolsa de Valores gringa) nos estamos reventando los sesos tratando de pasar entre quincena y quincena, de que nuestro mercadito nos dure un mes y de que las cuentas, sobretodo la de televisión por cable para no tener que escuchar al misifus, se paguen. No aceptabamos eso, pero si aceptamos que nuestras medidas sanitarias son una broma y que de un momento a otro esta enfermedad podría estar tocando nuestra puerta.
No se los niego, en realidad me da un poco de pánico ahora cada vez que estornudo o alguien estornuda cerca de mí. Me molesta que hemos caido dentro de la histeria colectiva que nos introduce en una espiral de desconcierto y dudas. ¿Será que la tengo? ¿Con qué se me cura? ¿Salgo o no de mi casa? sonarán un poco paranoicas estas preguntas, pero es que acaso el ser humano no es así. Lo vemos cuando cada día nos enteramos de una nueva muerte por la violencia en nuestras calles, y es allí cuando decidimos persinarnos y encomendarnos ante nuestro dios para que nos cuide, porque ya la policía no puede. Eso sí es una crisis, o cuando vamos al mercado y mentamos madres porque todo cada día está más caro y caemos derrotados ante la cajera que nos dice que 15 artícuos equivalen a BsF 300. ¡Cuánto horror! Es mentira entonces que por ponernos un tapaboca ya estamos seguros, porque la crisis ya llegó aquí hace años solo que en vez de un tapabocas teníamos puesto una venda.
Últimamente he escuchado mucho la siguiente frase: "antes de amanecer siempre es el momento más oscuro" (perdonen si no es exacta pero creo que el mensaje se entiende) ojála y esto sea cierto. Después de todo no es la primera vez que esto sucede, antes tuvimos a la Gripe Aviar y mucho antes tuvimos al Sida, pero vencimos nuestra ignorancia y logramos salir adelante ante todas las barreras. Falta ahora que nos montemos en el tren de la conciencia y logremos levantar nuestras economias, salvemos a los enfermos y que recapacitemos ante la idea de que todo esta perdido. Mientras un gobierno quita ambulatorios a la maldita sea, de manos de quienes quieren echarle pichon a la cosa; necesitamos entender que hay alternativas para luchar con nuestras crisis locales. Seamos los voceros comunales, protegamos a nuestros semejantes y ante todo no dejemos que la falta de información nos derrote. Entonces para que cuando este a punto de llegar ese amanecer que tanto esperamos, podamos contar con las herramientas necesarias para vencer a los cerdos que tanto fastidio nos están ocasionando.
Jefferson Díaz.

miércoles, abril 08, 2009

Las Exequias de un Demócrata


¡Syc Semper Tyrannis! se escuchó por toda la sala. Luego un sonido seco, similar al que hacen las botellas de champán cuando son descorchadas, llenó a todos los presentes en el teatro Ford de un miedo indescriptible. John Wilkes Booth acababa de asesinar al Presidente Abraham Lincoln y dejaba a una nación, sumida en la posguerra, sin su hijo pródigo. Ciento cuarenta y cuatro años han pasado de aquél evento y todavía perdura en la sociedad estadounidense las memorias de un hombre que se dedicó a buscar la unión en una nación que estaba viciada por luchas raciales y de poder. Venezuela tiene sus memorias, tiene a sus héroes y tiene sus referencias históricas que nos hacen creer en la demócracia. Como podríamos olvidar los pensamiento de Bolívar, las enseñanzas de Andrés Bello, los viajes de Francisco de Miranda, el coraje de José Antonio Paéz y la determinación de José Felix Ribas. Personajes que nos inculcan desde bachillerato y que determinan nuestra memoria histórica.
Ahora con la llegada de los nuevos tiempos, dentro de la sociedad venezolana hemos observado un cambio radical en la manera de percibir nuestra historia. Los héroes de siempre como Bolívar o Miranda continúan en el espectro venezolano, pero ahora hemos incorporado algunos que no son tan criollos como: el Che Guevara, Mao Tse Tung, Marx, Lennin y pare de contar; que si bien fueron figuras determinantes a nivel mundial, no se apegan al desarrollo de nuestra nación. Uno de los más grandes logros que tuvo este país fue la determinación de querer vivir en demócracia. Debido a esto mucha sangre corrió por la calles venezolanas, miles de nuestros compatriotas a lo largo de nuestra historia se dedicaron a establecer por estas latitudes caribeñas los preceptos de igualdad, fraternidad y libertad. Palabras que hoy en día han perdido valor en una sociedad que se queda muda y sin hacer nada, ante poderes públicos que poco a poco nos roban nuestra identidad. Estamos perdiendo uno de los valores más preciados por toda sociedad demócratica: el voto.
Cuando observo que una Asamblea Nacional, plagada de personeros gobierneros, mediocres y sin un horizonte progresista, aprueba una Ley de Descentralización que nos roba en nuestras propias narices el derecho a elegir nuestros gobernantes, siento que el mundo en verdad se puso al revés. Venezuela se ha convertido en un reino, donde una sola casta de gobernantes determina los que "es mejor" para nosotros. No pasará mucho tiempo antes de que volvamos a la distribución de feudos, donde los señores seguirán como ovejas al gran mandamás. No hace poco me negaba a creer que algunas cosas pasarían, pero al final pasaron; ¿será que ese sentido histórico de proteger nuestra demócracia lo perdimos entre tanto ipod, laptop y viajes al primer mundo? Aquellos sueños que teníamos de ver a nuestro país montado en el tren del desarrollo, los dejamos en la aduana de algún otro país. ¿Se puede culpar esta actitud? Claro que no, reprochar la huída de un barco que se hunde es recriminar nuestro derecho natural de vivir en libertad.
Cada vez que veo una película donde el héroe siempre gana y el mal nunca tiene un lugar en la sociedad (muy al estilo de Hollywood) me pregunto si en realidad eso es posible en la vida real. Grandes luchadores sociales como Martin Luther King Jr, Malcom X, Ghandi y coloquen ustedes sus propios ejemplos, han sufrido ataques terribles y muertes dolorosas. Su sacrificio ha asentado precedentes para vivir en libertad, pero: ¿a qué precio? ¿Lograremos encontrar ese tipo de determinación aquí?, hasta ahora esa luz no se ve en el horizonte. Siempre es más fácil huir y no hacer nada, dejarnos llevar hasta los límites y a partir de allí abrirnos paso a machetazos, mientras tratamos de encontrar el camino. Mientras tanto esperamos quien será el nuevo amo y señor de Caracas.
Estamos en las exequias de la demócracia venezolana, porque desde que permitimos que nos roben nuestro voto, dejamos de vivir en libertad para dejarnos llevar por el río de la resignación. Cuando te dicen que comer, a quién obedecer, que comprar y en que gastar tu dinero; está claro de que ya no estás en libertad. Pero recuerda, recuerdalo siempre, nunca un sistema de gobierno se ha podido mantener a punta de arrecherias y malacrianzas, acuerdate que Venezuela no es Cuba y nunca lo será, acuerdate que si ponemos un 10% de nuestra determinación los venezolanos somos capaces de cualquier cosa. Acuerdate que está es la tierra de Bolívar, de Páez y sus lanceros, de Miranda y su valentía, de Sucre y su determinación; coño somos la tierra de la mejor Orquesta Sinfónica Juvenil del mundo, de Gallegos, de Uslar Pietri, de Reverón, de Cruz Diez y de Villanueva. Tenemos talento, y no podemos permitir que eso se deje perder.
Jeffferson Díaz.