sábado, noviembre 08, 2008

VOTOS QUE HABLAN
Faltan quince días para que los venezolanos nuevamente pasemos por las urnas electorales. Votar en Venezuela se ha convertido en una actividad más, en un hobby, en un "no se qué". En ese sentimiento que si no lo ejercemos, sabemos que nos falta algo. Esta vez debemos elegir a Gobernadores, Alcaldes y Diputados para los Consejos Legislativos Regionales; son estos cargos, estas pequeñas piezas del ajedrez político, las que cobran una importancia indeterminable para trazar un nuevo camino en la sociedad venezolana. Recuerdo que Nicolás Maquiavelo, en su libro El Princípe, indica que todas las grandes estrategias sociales deben empezar por los estractos más pequeños de la sociedad. Son estas estaciones donde la comunidad o el "populacho", traza sus condiciones de vida, unas reglas que determinan la imagen más grande a nivel nacional.

Claro está que desde hace unos cuantos años para acá, el gobierno nacional no la ha puesto fácil para que los ciudadanos comunes puedan ejercer su derecho a votar. Denuncias de corrupción, de máquinas electorales que no funcionan, y miles de reclamos por fraudes en centros de votación en todos los rincones del país, han manchado lo que debería ser una actividad más de un proceso demócratico que ha mandado en este país por más de cuarenta años. Lo que pasa es que desde la llegada del "Socialismo del siglo XXI" las cosas han cambiado, pero no para mejor sino para mediocre. Los poderes públicos se han rendido ante los mandatos del estado y ahora la confianza que debería generar el Consejo Nacional Electoral, es tan solo una ilusión. Nuestros votos son como el agua en el Sahara, muy valiosos.

Mi trabajo me ha permitido conocer a muchas personas. Entre ellas, personas involucradas con los partidos políticos más tradicionales de Venezuela (véase AD y Copei), y he escuchado los cuentos de como se votaba antes y como se hacía la trampa también. El truco era el siguiente: cuando cerraban los centros de votación y los miembros de mesa se disponían a hacer el conteo manual, era entonces cuando las aves de rapiña empezaban a sobrevolar. Primero se abrían las cajas y con pizarra acrílica y marcador mágico, se trazaban sobre la superficie escolar las siglas de los partidos y candidatos que participaban, para así marcar con pequeñas rayitas los votos que iban saliendo para cada lado. Como en todas las elecciones de este país, había observadores de los partidos participantes para asegurar que el proceso fuera lícito. Aquí era donde se demostraba quién ganaba la carrera de resistencia, después de casi 12 horas de votación muchos observadores se cansaban y se iban para sus casas, en especial los pertenecientes a los partidos pequeños. ¡Claro! los de Acción Democratica y Copei al ver esta situación, y percatandose de que los voticos de los partidos pequeñitos no tenían dolientes, se los repartían y así como en una transacción de barajitas, diez son pa tí y diez son pa mí.

Esto siguió hasta que llegó la modernización, con las máquinas y las pantallas "touch pad" la trampa ahora se ponía acorde a la era del ipod. Los votos se cuadraban en la sala situacional del CNE, lugar donde llegan todas las transmisiones de los votos hechos a nivel nacional. Aquí no había observadores, dejando el camino libre para que los "revolucionarios" cuadraran el marcador a su favor. ¡Cuanto daño nos hizo esto!, tenía que llegar una propuesta tan contundente y tan descabellada como un cambio de constitución para que nos pusieramos las pilas, y no dejar que nos robaran nuestros votos. Se cuadraron voluntarios, vigilantes del voto y personas con guaramo para que se apostaran a las puertas de los centros de votación y a la entrada de CNE, para que los resultados reflejaran una realidad que ya no se podía tapara con un: "Patria, Socialismo o Muerte". Siempre recordaré los titulares del tres de diciembre del 2007: ¡Venezuela dijo NO!.

Es esta situación la que debemos repetir. Luchando contra las inhabilitaciones y contra las unidades ficticias, debemos poner en marcha el largo proceso de recuperar nuestro país. Para eso necesitamos saber como votar; para eso hay que derrotar al fastidio y pararnos de esa cama para averiguar como es la cuestión a la hora de mojar el dedito en la tinta morada. Son tarjetones electrónicos, y miles de candidatos. No te digo como es el proceso porque depende de TÍ afrontar tu deber civíco y convertirte en el venezolano que todos queremos ser.
¡Buena suerte a todos!
Jefferson.

1 comentario:

Pulgamamá dijo...

Me gustaría estar allá para ser parte de todo eso. Ni modo. Ahora tengo que ocuparme de mis deberes democráticos en este, mi otro país.