viernes, diciembre 08, 2006

La Luna.

Es maravillosa, es energizante y es nuestro propio satelite natural; la Luna que tanto ha inspirado, que tanto ha influído en nuestras vidas, como podemos pasarla por alto, como olvidarla de nuestros sueños, de nuestras fantasías y de nuestras metas. El hombre desde que ha buscado una salida al espacio ha mirado a la luna, la hemos explorado, visitado, fotografíado y hemos realizado hermosos poemas sobre ella, la Luna es la compañera poerfecta de nuestro planeta y de sus habitantes, ¿por que será que cada vez que la vemos nos causa tanta nostalgía?, soñamos con tener una nave espacial a lo Julio Verne y perdernos en el universo hasta llegar a ella. O quizás no la vemos en lo absoluto, estamos tan sumergidos en nuestras vidas que obviamos uno de los más hermosos dones que se nos pudo otorgar.
Su energía, su luz, su romance, la Luna no sera muy atractiva fisicamente, llena de crateres por millones de años de impactos, fría, aspera y desolada; pero aún así su presencia evoca a perderse en sus encantos, cada vez que la vemos llena totalmente redonda brillando en el universo, observandonos y cuidandonos, se nos ocurren las más brillantes ideas o estando en una playa observamos como su luz natural ilumina todo e influye en las mareas de los oceanos del planeta. Así de grande eres Luna, influyes en el ambiente que se desarrolla el ser humano e influyes en nuestra inspiración, fuístes una de las primeras musas y lo seguíras siendo mientras podamos seguir observandote tan despanpanante, alla arriba, sobre nosotros.
Jefferson.