jueves, abril 30, 2009

CRISIS


Recientemente tuve mi primer encuentro con la crisis. No, no vivo en una cueva, ni tampoco estaba preso, más allá de las noticias que leo en la prensa y que veo en la televisión, decidí que no me iba a dar mala vida por una situación que escapa de nuestras manos. Primero fue la crisis económica, miles y miles de millones perdidos porque a algún genio de Wall Street se le ocurrió vender un bono o una acción que no debía; ahora a una escala global la taza de desempleo ha aumentado y muchos se están comiendo un cable. Después, como si ya no fuera suficiente, un campesino de Mexico tuvo la mala suerte de encariñarse mucho con su cerdito y ahora tenemos encima una posible pandemia mundial con la Gripe Porcina.
¿Por qué digo que mi encuentro con la crisis fue reciente? bueno pues, porque en el Metro caraqueño pude observar a dos personas muy bien atraviadas con sendos tapabocas. Si bien es cierto que el miedo es libre, no dejo de pensar en las consecuencias que podría tener una paranoia colectiva. A nuestras sociedades caribeñas, muy maltratadas por gobiernos ineficientes y por nuestra propia falta de responsabilidad a la hora de asumir situaciones serias, no nos resulta conveniente que desde miles de kilómetros una Organización Mundial de la Salud anuncie: que ha decidido aumentar el nivel de emergencia sanitaria en todo el planeta a cinco. Si ya de por si cuando en Venezuela escuchamos que la leche no va a llegar dentro de una semana, nos apuramos al mercado más cercano y nos llevamos paquetes industriales del producto porque: "uno nunca sabe lo que podría pasar". Que podría pasar entonces con una gripe asesina.
¿Es nuestra culpa esta nueva enfermedad? Quizás no, pero quizás sí. Como todo en la Medicina las posibilidades de determinar la creación de un nuevo virus pasan por la cantidad de pruebas y experimentos que se realicen; pero mientras tanto ya tenemos a más de 150 personas que murieron y nunca se enteraron porque una simple gripe les ocasionó un paro respiratorio. Lo sé, lo sé, estoy siendo fatalista, pero es que acaso: ¿no todas las emergencias son iguales? o es que aún no entendemos que lo desconocido nos resulta realmente aterrador. Cuando observé a esas dos personas en el Metro de Caracas con sus tapabocas, reafirmé que la crisis mundial ha llegado a nuestro país. No queríamos aceptar que ya desde hace varios años (antes del gran crash de la Bolsa de Valores gringa) nos estamos reventando los sesos tratando de pasar entre quincena y quincena, de que nuestro mercadito nos dure un mes y de que las cuentas, sobretodo la de televisión por cable para no tener que escuchar al misifus, se paguen. No aceptabamos eso, pero si aceptamos que nuestras medidas sanitarias son una broma y que de un momento a otro esta enfermedad podría estar tocando nuestra puerta.
No se los niego, en realidad me da un poco de pánico ahora cada vez que estornudo o alguien estornuda cerca de mí. Me molesta que hemos caido dentro de la histeria colectiva que nos introduce en una espiral de desconcierto y dudas. ¿Será que la tengo? ¿Con qué se me cura? ¿Salgo o no de mi casa? sonarán un poco paranoicas estas preguntas, pero es que acaso el ser humano no es así. Lo vemos cuando cada día nos enteramos de una nueva muerte por la violencia en nuestras calles, y es allí cuando decidimos persinarnos y encomendarnos ante nuestro dios para que nos cuide, porque ya la policía no puede. Eso sí es una crisis, o cuando vamos al mercado y mentamos madres porque todo cada día está más caro y caemos derrotados ante la cajera que nos dice que 15 artícuos equivalen a BsF 300. ¡Cuánto horror! Es mentira entonces que por ponernos un tapaboca ya estamos seguros, porque la crisis ya llegó aquí hace años solo que en vez de un tapabocas teníamos puesto una venda.
Últimamente he escuchado mucho la siguiente frase: "antes de amanecer siempre es el momento más oscuro" (perdonen si no es exacta pero creo que el mensaje se entiende) ojála y esto sea cierto. Después de todo no es la primera vez que esto sucede, antes tuvimos a la Gripe Aviar y mucho antes tuvimos al Sida, pero vencimos nuestra ignorancia y logramos salir adelante ante todas las barreras. Falta ahora que nos montemos en el tren de la conciencia y logremos levantar nuestras economias, salvemos a los enfermos y que recapacitemos ante la idea de que todo esta perdido. Mientras un gobierno quita ambulatorios a la maldita sea, de manos de quienes quieren echarle pichon a la cosa; necesitamos entender que hay alternativas para luchar con nuestras crisis locales. Seamos los voceros comunales, protegamos a nuestros semejantes y ante todo no dejemos que la falta de información nos derrote. Entonces para que cuando este a punto de llegar ese amanecer que tanto esperamos, podamos contar con las herramientas necesarias para vencer a los cerdos que tanto fastidio nos están ocasionando.
Jefferson Díaz.

miércoles, abril 08, 2009

Las Exequias de un Demócrata


¡Syc Semper Tyrannis! se escuchó por toda la sala. Luego un sonido seco, similar al que hacen las botellas de champán cuando son descorchadas, llenó a todos los presentes en el teatro Ford de un miedo indescriptible. John Wilkes Booth acababa de asesinar al Presidente Abraham Lincoln y dejaba a una nación, sumida en la posguerra, sin su hijo pródigo. Ciento cuarenta y cuatro años han pasado de aquél evento y todavía perdura en la sociedad estadounidense las memorias de un hombre que se dedicó a buscar la unión en una nación que estaba viciada por luchas raciales y de poder. Venezuela tiene sus memorias, tiene a sus héroes y tiene sus referencias históricas que nos hacen creer en la demócracia. Como podríamos olvidar los pensamiento de Bolívar, las enseñanzas de Andrés Bello, los viajes de Francisco de Miranda, el coraje de José Antonio Paéz y la determinación de José Felix Ribas. Personajes que nos inculcan desde bachillerato y que determinan nuestra memoria histórica.
Ahora con la llegada de los nuevos tiempos, dentro de la sociedad venezolana hemos observado un cambio radical en la manera de percibir nuestra historia. Los héroes de siempre como Bolívar o Miranda continúan en el espectro venezolano, pero ahora hemos incorporado algunos que no son tan criollos como: el Che Guevara, Mao Tse Tung, Marx, Lennin y pare de contar; que si bien fueron figuras determinantes a nivel mundial, no se apegan al desarrollo de nuestra nación. Uno de los más grandes logros que tuvo este país fue la determinación de querer vivir en demócracia. Debido a esto mucha sangre corrió por la calles venezolanas, miles de nuestros compatriotas a lo largo de nuestra historia se dedicaron a establecer por estas latitudes caribeñas los preceptos de igualdad, fraternidad y libertad. Palabras que hoy en día han perdido valor en una sociedad que se queda muda y sin hacer nada, ante poderes públicos que poco a poco nos roban nuestra identidad. Estamos perdiendo uno de los valores más preciados por toda sociedad demócratica: el voto.
Cuando observo que una Asamblea Nacional, plagada de personeros gobierneros, mediocres y sin un horizonte progresista, aprueba una Ley de Descentralización que nos roba en nuestras propias narices el derecho a elegir nuestros gobernantes, siento que el mundo en verdad se puso al revés. Venezuela se ha convertido en un reino, donde una sola casta de gobernantes determina los que "es mejor" para nosotros. No pasará mucho tiempo antes de que volvamos a la distribución de feudos, donde los señores seguirán como ovejas al gran mandamás. No hace poco me negaba a creer que algunas cosas pasarían, pero al final pasaron; ¿será que ese sentido histórico de proteger nuestra demócracia lo perdimos entre tanto ipod, laptop y viajes al primer mundo? Aquellos sueños que teníamos de ver a nuestro país montado en el tren del desarrollo, los dejamos en la aduana de algún otro país. ¿Se puede culpar esta actitud? Claro que no, reprochar la huída de un barco que se hunde es recriminar nuestro derecho natural de vivir en libertad.
Cada vez que veo una película donde el héroe siempre gana y el mal nunca tiene un lugar en la sociedad (muy al estilo de Hollywood) me pregunto si en realidad eso es posible en la vida real. Grandes luchadores sociales como Martin Luther King Jr, Malcom X, Ghandi y coloquen ustedes sus propios ejemplos, han sufrido ataques terribles y muertes dolorosas. Su sacrificio ha asentado precedentes para vivir en libertad, pero: ¿a qué precio? ¿Lograremos encontrar ese tipo de determinación aquí?, hasta ahora esa luz no se ve en el horizonte. Siempre es más fácil huir y no hacer nada, dejarnos llevar hasta los límites y a partir de allí abrirnos paso a machetazos, mientras tratamos de encontrar el camino. Mientras tanto esperamos quien será el nuevo amo y señor de Caracas.
Estamos en las exequias de la demócracia venezolana, porque desde que permitimos que nos roben nuestro voto, dejamos de vivir en libertad para dejarnos llevar por el río de la resignación. Cuando te dicen que comer, a quién obedecer, que comprar y en que gastar tu dinero; está claro de que ya no estás en libertad. Pero recuerda, recuerdalo siempre, nunca un sistema de gobierno se ha podido mantener a punta de arrecherias y malacrianzas, acuerdate que Venezuela no es Cuba y nunca lo será, acuerdate que si ponemos un 10% de nuestra determinación los venezolanos somos capaces de cualquier cosa. Acuerdate que está es la tierra de Bolívar, de Páez y sus lanceros, de Miranda y su valentía, de Sucre y su determinación; coño somos la tierra de la mejor Orquesta Sinfónica Juvenil del mundo, de Gallegos, de Uslar Pietri, de Reverón, de Cruz Diez y de Villanueva. Tenemos talento, y no podemos permitir que eso se deje perder.
Jeffferson Díaz.