viernes, febrero 29, 2008

DESPERTÁNDOME.


El sueño profundo había desaparecido. Uno por uno mis sentidos iban despertandome. Empezaba a sentir esa sensación donde las cosas se escuchan lejanas y los parpados empiezan a descubrir mis ojos, mostrandoles las primeras imágenes de la mañana. Sabía que muy pronto el despertador sonaría, con su luz verde fosforescente se asomaba entre las almohadas y me enseñaba su fea cara.
- Muy pronto debes pararte - me susurraba al oído
- ¡Dejame en paz! ¡Qué fastidio contigo! todos los días es lo mismo - pelear conmigo mismo o con mi alter ego representado en mi despertador, se había convertido en rutina. Cada noche cuando colocaba la alarma sabía que él y yo tendríamos problemas. Rutinas de la mañana que todos tenemos.
Es allí cuando empezé a sentir el jalón en los pies. Pensé que era Sebastian, todas las mañanas saltaba del sofá y con su actitud arrogante se acomodaba donde podía en la cama. La vida del gato era despreocupada y con esa acción me obligaba a pararme para que le diera comida. - ¡Ya Sebas! ahorita te pongo comida - me quede esperando el maullido de aceptación, pero no llegó. Curioso levante mi mirada y lo que encontré me termino de despertar, no era un gato, era un pequeño robot que estaba sentado al borde de mi cama, mirando al piso jugando con la cola de Sebas que le pedía permiso para montarse. No había notado que yo lo estaba viendo, pero cuanto más crecía mi curiosidad - y mi miedo - mi cuerpo comenzó a moverse. Es allí cuando el robótico ser notó mi mirada, se paró en la cama y comenzó a caminar hacia mí.
Cuando me dí cuenta de la acción del robot, me levante de prisa sentandome en la cama apoyado hacia la pared, cruce las piernas mientras el invitado iba acaparando más espacio y continuaba su camino hacía mí. Al notar mi creciente preocupación, se detuvo y se presento:
- Buenos Días Ricardo, mi nombre es P3P3X600, pero me puedes decir: "Pepe" - su voz sonaba como si contestaras el teléfono bajo el agua.
- Ho...la, Ho... ¿Quién eres tú?
- Soy un enviado para mostrarte en donde estás ahora - Lo dijo mientras me señalaba con su mano el lugar.
Con la impresión de encontrarme a semejante criatura en mi cama, no me di cuenta que mi ambiente había cambiado. Ya no me encontraba en mi apartamento y mi habitación se había convertido en una galería con altos techos, pisos con alfombras persa y un ventanal que daba a unas montañas que nunca antes había visto. El paisaje se me presentaba parecido a una novela de caballería donde el flamante caballero despierta en los aposentos de su castillo real.
- ¡Más nunca mezclo pastillas para dormir! - decía, llevandome las manos a la cabeza.
Mientras tanto mi anfitrión, saltaba de la cama y se incorporaba a jugar con Sebas. Habían tenido el tacto de traer hasta el gato. Pude denotar que el robot tenía una naturaleza clásica, nada parecido a los androides que estamos acostumbrados a ver en las imágenes del siglo XXI; su cuerpo era cuadrado y se parecía a las máquinas de las viejas películas de invasores del espacio de los años 50. Tenía que salir de la cama, debía investigar donde estaba. Me acerque hasta el tocador y pude ver que había una ropa perfectamente doblada sobre la silla, junto a una nota que decía: "Ponte esto"
Mi mundo había cambiado, con ropa y todo.
Continuará....
Jefferson.

1 comentario:

Nina dijo...

Sin duda deberíamos leer más... como dice esa etiqueta! Me encantó tu blog. Además es bueno saber que no estoy sola en la Pottermanía.

Te importa si te linkeo en el mío? Avísame!