miércoles, mayo 27, 2009

Prosa....
Esta vez sin imágenes, sin colores llamativos y sin mensajes introductorios. Escribir es mucho más que tener una idea principal, un verbo entre ceja y ceja, un mensaje y las ganas de golpear las teclas de un computador hasta que te duelan las yemas de los dedos. Escribir puede ser terapéutico, plasmar en una pantalla en blanco nuestros pensamientos puede hacer surgir nuestra verdadera personalidad y si queremos remontarnos a la época de la pluma y el tintero, no hay sentimiento más éxotico que estrenar un kilométrico en un block amarillo de rayas azules, empezar con la ciudad donde está el escritor, colocar la fecha y que nuestra mano se deje llevar por el ritmo de las letras y las conjugaciones. Escribir es lo único que nos puede hacer meter un elefante verde de lunares amarillos dentro de nuestro cuarto, transformar al metro de Caracas en una enorme serpiente llamada Mel o convertirnos en superhéroes para salvar a la chica de nuestros sueños. Escribir es un conocimiento básico que aprendemos en preescolar, y que de quererlo así, puede transformarse en un bonito estilo de vida. Escribir es crear vida y que ésta nunca desaparezca con el paso del tiempo.
Para escribir hay que conocer el juego. Lanzar tu honor al ruedo, tratando de respetar las comas, los puntos, los acentos y las conjugaciones. Ser reconocido como alguien que va más allá de una simple carta de amor, una lista de mercado o una composición para la universidad; convertirse en escritor es desayunar al lado de García Márquez, acostarte con Isabel Allende y que Pablo Neruda te enseñe sobre el amor. Ser escritor es anotar tus vivencias, fracasos y aciertos en una pequeña libreta que se convertirá en tu mejor amiga. Ser escritor es ser solitario a la hora de trabajar y dejar que las palabras te invadan el cerebro. Así como un ingeniero ve el mundo a través de los números, parábolas y medidas, el escritor ve su entorno dividido entre escenas que leyó alguna vez y oraciones que desearía plasmar. El escritor sueña, es humilde y por sobre todo, fomenta a salir de la burbuja en la que nacemos. Mi deseo es lograr ese nivel de pensamiento, ese estado en el que una sola redacción puede cambiarlo todo.
He caído del nido, nado en un mar de signos de puntuación, semántica y mi único salvavidas es un diccionario que me regaló mi madre. Vivo de escribir, y agradezco todos los días por eso, pero el hecho de poder ejecutar lo que me gusta no me da carta blanca dentro de la sociedad. Los ojos acusadores, que muchas veces nos resultan familiares, nos atacarán con la cruda realidad de un país que se ahoga en su propia ignorancia. Como el verdugo en la guillotina, nos pedirán una y otra vez que escribamos nuestras últimas palabras, porque sobre nosotros debe caer la hoja afilada de los preestablecido y de lo mundano. En esa cesta donde podría caer nuestra cabeza, nos espera la escuela de derecho, la de medicina, la de ingenieria y el convento, porque para lo que ya está escrito no existen reediciones. Somos nosotros, la generación intermedia que creció entre el auge del internet y la renovación de la literatura, los responsables de unir nuestras vidas a ese sentido humanista que nos da el leer y el escribir algunas idioteces. Y es que, no somos robots, no vivimos conectados a una fuente de poder que descarga a nuestra mente toda la información; debemos combatir el caletreo y saber que nuestra creatividad siempre llega de alguna manera. Yo recomiendo la escritura, pero claro está, mi recomendación no está escrita en piedra.
Mi segunda familia son mis bolígrafos, mi resma de papel, mis archivos guardados en esa carpetica que se muestra en el escritorio de mi computadora, mis lentes y mi determinación de ser escritor. Aprendo de los grandes y desecho la mala saña. Con coraje, me construyo esa piel de cuero ante las críticas que puedan venir de los mejores, de los que tienen años en esto y que deben ser escuchados. Ser escritor no es flores y vino, es un trabajo duro que saca muchas lágrimas y arrecheras, pero también es el único oficio que te dice cuando estás listo y si nunca lo estarás. Ser escritor es un universo de ideas y conocimientos, ser escritor es aprender a callarme la boca, dejar de tipear y que ustedes lo descubran personalmente, para que así puedan enseñarme.
Jefferson.

jueves, mayo 21, 2009

DE COMO DAN BROWN LE PUSO SABOR A LA COSA

A todo el mundo le gusta una buena historia de conspiración. Quizás porque creemos que los poderes tradicionales no son en realidad los que nos gobiernan o porque entendemos que hay cosas que van mucho más allá del entendimiento tradicional. Sea cual sea la razón, lo enigmático nunca pasa de moda, que lo diga Dan Brown que con sus libros "El Codigo Da Vinci" y "Ángeles y Demonios" ha logrado vender más de 50 millones de copias a nivel mundial. Para los que no han leído los libros, ambos involucran a un personaje llamado Robert Langdon, un experto en símbolos religiosos que se ve atrapado entre el Santo Grial, Masones, Iluminatis, Antimateria y mucha pero mucha acción. Historias que se ven complementadas con un toque de realismo al iniciar sus páginas; un simple mensaje del autor nos pone a creer en lo increíble: "Todas las descripciones de obras de arte, edificios, documentos y rituales secretos que aparecen en esta novela son veraces".

Brown no es el primero, ni será el último, que toca estos temas. Un gran experto en explotar este tipo de historias es el periodista español J.J Benítez, con su saga de "Caballo de Troya" quebró muchas cabezas y puso a lectores a pensar si en realidad Jesucristo es en realidad como lo pintan. No conforme con tocar la religión, Benítez ha abordado el tema de los Ovnis (Objeto Volador No Identificado, por si acaso) su libro "El Misterio de la Virgen de Guadalupe" es una referencia a esto. Ambos han respaldado sus escritos con sendos mensajes de expedientes reales, de que todo lo escrito es verdadero y de que la investigación que presidió a las teclas del computador fue de miles de fuentes. Es entonces cuando nos encontramos con una vasta lista de autores de ficción que deleitan a miles de personas con universos paralelos, sociedades secretas e información que de tan solo escucharla convence al más incrédulo.

Ahora, observando leyendas y cuentos tradicionales de cada país nos encontramos que lo desconocido es lo común para contar historias. Todas las civilizaciones prehispánicas tienen sus relatos acerca de la creación, el "Popol Vuh" es muestra de eso. Los Incas tienen a El Dorado y los Mayas tienen su famoso calendario. Si nos vamos a Europa, no podemos dejar de lado las creencias Celtas, y si adelantamos un poco el tiempo, observamos que existió un sujeto llamado Nostradamus que con sus centurias, ha pegado más de un evento a lo largo de nuestra historia. Que mal que no dejó escrito los números del Kino. Los árabes tienen su Corán, que ya de por sí es un libro bastante interesante, y los Persas dejaron historias acerca de oasis secretos en el desierto, llenos de oro. ¿De dónde creen que salió la historia de Aladín y Las Mil y una Noches? Todos tenemos nuestro toque esotérico y conspirativo, inclusive la historia venezolana está llena de eso, o es que no se acuerdan del famoso tema de ¿cómo murió Bolívar en realidad? o ¿quién era en realidad Francisco de Miranda? y como olvidar las leyendas de el Negro Primero y de el indio Guaicaipuro.

Si bien es cierto que hoy en día existen algunas asociaciones que se han visto ligadas a teorías "poco convencionales" como lo son los Masones, Iluminatis, Sculls, Opus Dei, Orden Rosacruz, entre otros; es lógico asociar lo que no sabemos con lo maligno pero también con lo excitante. Mucho de lo que conocemos se basa en barreras y caminos previamente destinados. "Dios es éste por esto y esto"; "Este planeta es único en el universo porque mantiene vida"; "No, no podemos sobrepasar los límites de nuestro pensamiento". Pero cuando en realidad le echamos coco a las cosas y nos ponemos creativos, apartando conspiraciones y ritos secretos, nos encontramos que la realidad puede ser mucho más divertida. Einstein pensaba fuera de lo convencional, los que construyeron las pirámides de Egipto y México (extraterrestres o no) eran personajes que no creían en lo establecido, la lucha por los derechos civiles o la simple acción de querer ser mejores nos coloca por encima de cualquier cosa. Claro que siempre está el bendito: pero...

¿Estamos solos en realidad? ¿Los carajos que escribieron los Expedientes Secretos X, en realidad se inventaron las historias? ¿Las marcas en campos de siembra son un invento? ¿Cómo explicar lo que no conocemos? Son preguntas que dejamos de lado, pero que rondan nuestro subconsciente, que se quedan en esa parte de nuestro cerebro porque hay preguntas más importantes que responder: ¿mi familia está segura? ¿cómo hago para mantener a mis hijos? ¿mi carrera va en el camino que quiero?, incógnitas que nos dan un mejor resultado a corto plazo y nos permiten mantener los pies en tierra. Pero, pero ...

Jefferson.

viernes, mayo 08, 2009

EL EFECTO PLACEBO


"La crueldad es uno de los placeres más antiguos de la humanidad"
Friedrich Nietzsche
Haciendo zapping en la televisión en estos días, me topé con la frase que ven arriba. Me pareció muy adecuada para el programa que promociona, el mismo trata sobre unos asesinatos y los detectives encargados del caso; pero más allá del uso publicitario que le dieron los creativos del canal a la oración, ésta encierra un mensaje bastante desolador acerca de la condición humana. Muchos de nosotros sabemos quien fue Nietzsche, gran filósofo alemán que se dio cabezazos con la vida y escribió cosas asombrosas, dentro de su propia originalidad tuvo la puntería para conocer los requerimientos que sirven de materia prima para la construcción de una sociedad.
Nosotros podemos llegar a ser crueles de nacimiento, quizás por el origen barbárico de nuestra humanidad (guerras, inquisisiones y pare de contar) o quizás porque desde el vientre hasta que hacemos uso de la razón somos animales. Lo observamos cuando un niño le quita las alas a una mariposa o cuando admitimos que un grupo de infantes reunido puede llegar a ser muy crudo, en la infancia no reconocemos tabúes y tampoco sabemos de barreras para decir lo que sentimos. Ahora bien, cuando llega la época de usar nuestra materia gris la cosa se vuelve más compleja, aprendemos los recursos del respeto, la prudencia, la paciencia, la hipocresía y el pensar antes de hablar; es cuando se desarrolla un juego bastante complejo al que llamamos vida.
Si bien es cierto que dentro de nuestra historia hemos tenido notables figuras que han producido enormes beneficios a nuestra humanidad, también es muy cierto que las contrafiguras ante esta situación son cuantiosas. Para un Roosvelt había un Hitler, para un Dalai Lama había un Mao Tse Tung, para un Kennedy hay un Fidel; todos salieron de un vientre materno, ninguno era extraterrestre, contaban con familias, entonces: ¿que los hizo cambiar? ¿cómo un niño pasa de jugar en la pradera a cometer actos de extrema crueldad? Pareciera que vivieramos en dos mundos, lo que creemos conocer y lo que en realidad sucede.
Esta teoría no es nueva, muchos pensadores existencialistas y filósofos se han dedicado a la tarea de estudiarla. Es un tema fascinante, es como nacer por segunda vez, pero en esta ocasión lo hacemos a conciencia. Salimos a la calle conociendo que las cosas pueden salir tan bien como las trabajemos, pero que no será fácil, que tendremos que sortear obstáculos y muchas veces derrotas. Vivimos en un burbuja que mantenemos y que no queremos que se rompa, como "gente normal" creemos que nuestro valores y creencias aprendidas de hogar son suficientes para tener éxito. Pero que pasa cuando llegamos a un límite, cuando ya la situación entra en plano desconocido, cuando nos encontramos en un territorio inexplorado; el juego es otro y volvemos a los instintos primitivos donde siempre el vencedor será el que más fuerza tenga o pretenda tener. Los vemos en épocas de guerra, muchos soldados cometen actos de extrema violencia en contra de sus prisioneros, algunos ejemplos son los soldados norteamericanos jugando "tan sútilmente" con capturados afganos o iraquíes. Tropas israelíes que no diferenciaron entre mujeres, niños y un rebelde con una bazuca. Supuestas tropas liberadoras de Colombia, que bajo el nombre de terror FARC, han actuado en contra de campesinos y compatriotas, que se convirtieron en blancos. Lo vemos en nuestro país, cuando para robarte, te matan primero y luego revisan a ver que tenías. La vida se vuelve una posesión que no tiene valor.
Nos damos cuenta que la línea entre el bien y el mal es algo producido en un estudio de Hollywood. Que en realidad vivimos en un mundo bastante cruel y que nuestra felicidad es tan frágil que muchas veces puede ser ilusoria. Pero lejos de ser fatalista, pienso que esto es un conocimiento que se adquiere a lo largo de nuestra vida, comprendemos que esta situación crea un equilibrio necesario para no volvernos locos. O es que acaso se imaginan un mundo donde todos cantemos como Teletubbies o como Barney y vivamos "Felices para siempre". Del fango puede nacer una flor. Europa se recuperó de dos guerras, España sufrió la peor guerra civil de la historia y se levantó, nuestros países tienen un largo historial de recuperarse de eventos que nos han colocado por el suelo, a pesar de todo sabemos que es posible reconstruir el castillo. Que de una vida perdida, puede nacer la chispa de el progreso. Triste pero cierto, nuestra felicidad está ligada a nuestra capacidad para levantarnos en momentos opresivos. Dejemos entonces de ser llevado por el efecto Placebo y conozcamos la cara verdadera de nuestro mundo.
Jefferson Díaz.