Definiciones
¿Lo sabes? Sí, creo que sí. De todas formas vamos a definirlo. A mí no me gustan las medias tintas. Primero déjame decirte que las madrugadas ya no serán iguales, al menos por un buen tiempo. Antes, cuando todos se iban a dormir, me dedicaba a leer. A viajar a través de las páginas que decenas de autores han escrito y se posan sobre las repisas de mi biblioteca. Esperando sellar el pasaporte de mi mente. Pero luego, llegaste tú. Tan dulce y suspicaz tú. Y la oscuridad desapareció. Las horas de charlas, de conocernos y de compartir ideas, se convirtieron en momentos que dan gasolina y esperanza. Sin embargo, todo cambió, ahora ya lo sabes.
No tengas miedo. No. Esa sensación no tiene espacio entre nosotros. ¿Por qué? Bueno porque somos amigos, y entre amigos, se dicen las verdades. No temas por mi revelación. Todavía sigo siendo el mismo loco recatado, que sueña con un mundo mejor y con éxitos más allá de estas fronteras. ¡Qué come flor! ¿Verdad? Como te dije antes, soy un romántico empedernido. Aunque trato de mantener los pies en la tierra. Es difícil, pero no inaccesible. Continuaré siendo incondicional, y es que lo primero que me gusto de ti fue tu visión de la vida. Tus definiciones ante las cosas más complejas, tu falta de tapujos a la hora de expresar opiniones y tus ganas de saber. ¡Por Dios! Tus ganas de saber. Con la vocación innata que posees, lograrás todo lo que te propongas. Eres una mujer con guaramo. Cómo buena venezolana.
¿Qué tiene de malo qué lo sepa todo el mundo? Créeme, estamos en confianza. No me da pena gritar a los cuatro vientos que te quiero. Eso sí, esa expresión no la digo a la ligera. Porque tú sabes que decir te quiero, no debería ser una decisión tan fácil. Tampoco decir: te amo. Pero mejor no ahondemos en esos temas. Es muy pronto. Mientras tanto disfrutemos de la vida. ¡Vamos! Viaja conmigo amiga, piérdete entre los recovecos de mis deseos, quiero que conozcas el mundo y llenes tu corazón de recuerdos. Todos mis amigos deben llegar a sus límites y traspasarlos. Ser mucho más de lo que les dictan. Y cumplir sus metas. Comparto la filosofía de que si las personas que quiero están bien, entonces yo estaré bien. ¡Claro! Seguimos siendo amigos. Yo soy el único idiota que se le ocurre enamorarse. Aunque, pensándolo mejor, no debo ser el único. No lo niego, al principio duele, y duele a montones. Sin embargo, hay que sincerarse, sopesar los pros y contras, para sacar una definición absoluta de lo que tenemos. Sí, lo comprendí: un cariño inmenso entre ambos. Prometo que los momentos que estemos juntos, valdrán miles y miles de primeras impresiones. No me justifico. No. Tampoco me doy palmaditas en la espalda y digo: C’est la vi. No. Lo que pasa es que el mundo sería mucho más gris sin ti.
Mi doctora hippie (gracias a tu tío por eso) eres única lo sabes. Nunca dejes que nadie te diga lo contrario. Parece que todos los venezolanos nacemos con una carga sentimental tan grande, que nos olvidamos lo grandes que podemos ser. No me importa la distancia que tenga que recorrer, los aviones, autobuses o moto taxis que tenga que tomar. Allí estaré para ayudarte. Para compartir alegrías y penas. Para eso trabajamos. Para fortalecer una amistad que vale oro. Es cierto que lo que más duele son los kilómetros de por medio. Sin embargo el recorrido vale la compañía. ¡Claro que la vale! También está el tiempo. ¡Maldición con el tiempo! Lo siento, no debería maldecir. Pero es la verdad. Parece arena entre los dedos (metáfora más que usada, pero muy apropiada) No me permite compartir con vos, más de lo que mi horario y tus responsabilidades lo deseen. Por eso, quiero regalarte libros, música, poemas, películas e historias. Para que cada vez que te remitas a ellas, te acuerdes de esto. Te acuerdes que en la capital hay alguien que te quiere a mares.
Con el castaño de tu pelo, el café de tus ojos, las líneas de tu cuerpo, las expresiones de tu rostro, y tus buenas vibras. Sigo leyendo por las noches. Me toca pararme en la mañana para ir al trabajo y seguir produciendo. Sin embargo, soy feliz. Feliz porque la vida a pesar de los pesares, nos deja grandes enseñanzas. Y si somos lo suficiente maduros, nos quedan grandes tesoros. Eso eres tú, un gran tesoro.
No tengas miedo. No. Esa sensación no tiene espacio entre nosotros. ¿Por qué? Bueno porque somos amigos, y entre amigos, se dicen las verdades. No temas por mi revelación. Todavía sigo siendo el mismo loco recatado, que sueña con un mundo mejor y con éxitos más allá de estas fronteras. ¡Qué come flor! ¿Verdad? Como te dije antes, soy un romántico empedernido. Aunque trato de mantener los pies en la tierra. Es difícil, pero no inaccesible. Continuaré siendo incondicional, y es que lo primero que me gusto de ti fue tu visión de la vida. Tus definiciones ante las cosas más complejas, tu falta de tapujos a la hora de expresar opiniones y tus ganas de saber. ¡Por Dios! Tus ganas de saber. Con la vocación innata que posees, lograrás todo lo que te propongas. Eres una mujer con guaramo. Cómo buena venezolana.
¿Qué tiene de malo qué lo sepa todo el mundo? Créeme, estamos en confianza. No me da pena gritar a los cuatro vientos que te quiero. Eso sí, esa expresión no la digo a la ligera. Porque tú sabes que decir te quiero, no debería ser una decisión tan fácil. Tampoco decir: te amo. Pero mejor no ahondemos en esos temas. Es muy pronto. Mientras tanto disfrutemos de la vida. ¡Vamos! Viaja conmigo amiga, piérdete entre los recovecos de mis deseos, quiero que conozcas el mundo y llenes tu corazón de recuerdos. Todos mis amigos deben llegar a sus límites y traspasarlos. Ser mucho más de lo que les dictan. Y cumplir sus metas. Comparto la filosofía de que si las personas que quiero están bien, entonces yo estaré bien. ¡Claro! Seguimos siendo amigos. Yo soy el único idiota que se le ocurre enamorarse. Aunque, pensándolo mejor, no debo ser el único. No lo niego, al principio duele, y duele a montones. Sin embargo, hay que sincerarse, sopesar los pros y contras, para sacar una definición absoluta de lo que tenemos. Sí, lo comprendí: un cariño inmenso entre ambos. Prometo que los momentos que estemos juntos, valdrán miles y miles de primeras impresiones. No me justifico. No. Tampoco me doy palmaditas en la espalda y digo: C’est la vi. No. Lo que pasa es que el mundo sería mucho más gris sin ti.
Mi doctora hippie (gracias a tu tío por eso) eres única lo sabes. Nunca dejes que nadie te diga lo contrario. Parece que todos los venezolanos nacemos con una carga sentimental tan grande, que nos olvidamos lo grandes que podemos ser. No me importa la distancia que tenga que recorrer, los aviones, autobuses o moto taxis que tenga que tomar. Allí estaré para ayudarte. Para compartir alegrías y penas. Para eso trabajamos. Para fortalecer una amistad que vale oro. Es cierto que lo que más duele son los kilómetros de por medio. Sin embargo el recorrido vale la compañía. ¡Claro que la vale! También está el tiempo. ¡Maldición con el tiempo! Lo siento, no debería maldecir. Pero es la verdad. Parece arena entre los dedos (metáfora más que usada, pero muy apropiada) No me permite compartir con vos, más de lo que mi horario y tus responsabilidades lo deseen. Por eso, quiero regalarte libros, música, poemas, películas e historias. Para que cada vez que te remitas a ellas, te acuerdes de esto. Te acuerdes que en la capital hay alguien que te quiere a mares.
Con el castaño de tu pelo, el café de tus ojos, las líneas de tu cuerpo, las expresiones de tu rostro, y tus buenas vibras. Sigo leyendo por las noches. Me toca pararme en la mañana para ir al trabajo y seguir produciendo. Sin embargo, soy feliz. Feliz porque la vida a pesar de los pesares, nos deja grandes enseñanzas. Y si somos lo suficiente maduros, nos quedan grandes tesoros. Eso eres tú, un gran tesoro.